Michel Houllebecq: el inicio de plataforma

«Mi padre murió hace un año. No creo en esa teoría según la cual nos convertimos en verdaderos adultos cuando mueren nuestros padres; nadie llega a ser nunca un verdadero adulto.

Delante del ataúd del viejo, me vinieron a la cabeza ideas desagradables. El muy cabrón había disfrutado de la vida; se las había apañado de puta madre. «Tuviste críos, imbécil…», me dije con mucho ardor. «Metiste esa gran polla en el coño de mi madre.» En fin, yo estaba un poco tenso, no lo dudo; a uno no se le muere alguien de la familia todos los días. Me había negado a ver el cadáver. Tengo cuarenta años, y ya he visto algunos cadáveres; ahora prefiero evitarlo. Por eso nunca he comprado un animal doméstico.

Tampoco me he casado. He tenido la oportunidad, varias veces; pero siempre he rehusado. Sin embargo, me gustan las mujeres. Me arrepiento un poco del celibato de mi vida. Me molesta en vacaciones, sobre todo. La gente desconfía de los hombres que a partir de cierta edad se van solos de vacaciones; creen que son muy egoístas y probablemente un poco viciosos; no puedo decir que se equivoquen.

Después del entierro, volví a la casa donde mi padre había vivido sus últimos años. Habían descubierto el cuerpo una semana antes. Ya se había acumulado un poco de polvo en los muebles y en los rincones de las habitaciones; vi una telaraña en el vano de una ventana. Así que el tiempo, la entropía y todas esas cosas se estaban apoderando del lugar. El frigorífico estaba vacío. En los armarios de la cocina había, sobre todo, bandejas individuales de comida preparada Weight Watchers, frascos de proteínas aromatizadas, barritas energéticas. Deambulé por las habitaciones de la planta baja mordisqueando una galleta de magnesio. Hice un poco de bicicleta estática en el cuarto de la caldera. A sus setenta años cumplidos, mi padre estaba en una forma física muy superior a la mía. Hacía una hora de gimnasia intensiva todos los días, varios largos de piscina dos veces por semana. Los fines de semana jugaba al tenis y hacía ciclismo con gente de su edad; me encontré con algunos de sus compañeros en el tanatorio.

«¡Tiraba de todos los demás!…», exclamó un ginecólogo. «Tenía diez años más que nosotros, y en una cuesta de dos kilómetros nos sacaba un minuto de ventaja.» Padre, padre, me dije yo, qué grande era tu vanidad. En el ángulo izquierdo de mi campo de visión veía un banco de ejercicios y unas pesas. Imaginé rápidamente a un cretino en pantalones cortos —con la cara arrugada, aunque por lo demás muy parecida a la mía— hinchando los pectorales con una energía sin esperanza.

Padre, me dije, padre, construiste tu casa sobre arena. Seguía pedaleando, pero empezaba a quedarme sin aliento y los muslos me dolían un poco; sin embargo, sólo estaba en el nivel 1. Mientras repasaba la ceremonia en mi cabeza, era consciente de haber causado una excelente impresión general.(…)

Michel Houellebecq, Plataforma, Editorial Anagrama, Barcelona, 2002

Releo el inicio de plataforma y no se si comparten mi sensación, pero en esa distancia del padre muerto narrada por Houllebecq encuentro alguna conexión no sólo a nivel historia sino de conducta del persoje similar al clima narrativo del Extranjero de Camus; quizás la diferencia sea el cinismo exultante que el personaje de Houllebecq exuda sin arrepentimientos, su grado de conflictuación con la figura paterna, el rencor explicíto del hijo asi el padre, que en Camus era un mero desinterés, apenas un guiño de una época en que la relación de padres e hijos comenzaba a cambiar.

Houellebecq, el pensamiento

El siempre polémico Michel Houllebecq, el escritor y filósofo frances que con mayor eficacia a explotado la curiosidad de esa nueva raza de lectores influida por lo mediático en mucha mayor medida que por el propio discurso narrativo, sin embargo, los excesos verbales de M.H., parecen justificarse con su explendidez como escritor, por lo provocador de sus ficciones, por el mundo que retrara sin mayores afeites, para quienes no lo conocían, o se lo imaginaban distinto….

houellebecq – 1

houellebecq – 2

houellebecq – 3

Houllebecq dice….

“..Aceptar la ideología del cambio continuo es aceptar que la vida de un hombre se reduzca estrictamente a su existencia individual, y que las generaciones pasadas y futuras ya no tienen ninguna importancia para él…”

Michel Houellebecq, Las particulas elementales




MICHEL HOUELLEBECQ: cosas que se dicen en "Ampliación del campo de batalla"

«…Las páginas que siguen constituyen una novela; es decir, una sucesión de anécdotas de las que yo soy el héroe…»

«…He vivido tan poco que tengo tendencia a pensar que no voy a morir: parece inverosímil que una vida humana se reduzca a tan poca cosa; uno se imagina, a supesar, que algo va a ocurrir tarde o temprano. Craso error. Una vida puede muy bien ser vacía y a la vez breve…»


“…Algunos hacen el amor todos los días; otros cinco o seis veces en su vida, o nunca. Algunos hacen el amor con docenas de mujeres; otros con ninguna. Es lo que se llama la ´´ ley del mercado ´´ …”

«…En un sistema económico perfectamente liberal, algunos acumulan considrables fortunas; otros se hunden en el paro y la miseria. En un sistema sexual perfectamente liberal, algunos tienen una vida erótica variada y excitante; otros se ven reducidos a la masturbación y a la soledad. El liberalismo económico es la ampliación del campo de batalla…»

MICHEL HOUELLEBECQ, Ampliación del campo de batalla (Barcelona, Anagrama, segunda edición, febrero 1999)

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HOUELLEBECQ: EL AGUAFIESTAS
, una visita a la novela La posibilidad de una isla.

Y PODRIA LLAMARSE AMOR…


«…las mujeres cuando hablan, nunca quieren decir nada,…hablan por hablar…»
William Faulkner, Luz de agosto

«…las mujeres son como las moscas: se posan en azucar o en mierda..»

Truman Capote, Música para Camaleones

«…y sus muslos olían como una pradera de anfetaminas…»
Enrique Verástegui, Monte de goce

«…toda dependencia causa ansiedad, porque uno vive a través de otro y tiene miedo de perderlo…»
Anais Nin, Diario IV

«…los matrimonios, los ligues de una noche, le habían convencido de que el acto sexual no valía lo que la mujer exigía a cambio…»

Charles Bukowski, La Máquina de follar

«…el alcohol es como el amor…el primer beso es magia; el segundo, intimidad; el tercero, rutina. Después de esto lo que hacemos es devestir a la muchacha…»

Raymond chandler, EL largo adios

«… el erotismo es como en el baile siempre hay uno que lleva a otro…»

Milan Kundera, La inmortalidad

«…si te separas de tu amante, te arriesgas ¡ay¡ a ser engañando dos o tres veces al día…»

Stendhal, Rojo y Negro

«…si se enamora de veras, no deje adivinar sus sentimientos, ocúltelos como un tesoro, porque, de verdugo, se convertirá usted e víctima, no lo dude…»

Honore de Balzac, Papa Goriot

«…la amistad empezaba sobre las bases más seguros, las de las diferencias y los disconformismos…»

Julio Cortazar, Los Premios

«…el amor, como la sifilis, también conduce a la locura y a la muerte…»

Guillermo Cabrera Infante, La Habana para un Infante difunto

«…todas las parejas humanas, todas las amistades están motivadas por el miedo...»

Juan Carlos Onetti, Junta Cadáveres

«…la soledad en pareja es un infierno consentido…»

Michel Houellebecq, La posibilidad de una isla

«…entrar a la vida por el camino de la vagina es entrar por un camino tan bueno como cualquier otro. Si uno entra en ella bastante profundamente y permanece allí el tiempo necesario, encontrará lo que busca. Pero uno ha de entrar con alma y corazón…dejando afuera sus bártulos…»
Henry Miller, El mundo del sexo

HOUELLEBECQ: EL AGUAFIESTAS

«…el individuo humano no puede ser feliz, (..) no ha sido concebido
en absoluto para la felicidad,y que su único destino posible es
propagar la desgracia a su alrededor,haciendo que la vida de los
demás sea tan intolerable como la suya propia;
y por lo general, sus primeras víctimas son sus padres.»

MICHEL HOUELLEBECQ, La posibilidad de una isla


Esta sentando frente a la periodista y su vocecita no deja de fluir. En realidad no espera las preguntas, no las necesita, ya tiene las respuestas. No mirá directamente la cámara, su gesto entre condecendiente y resignado, revela que de muchas formas esta hablando para si mismo, de pronto se detiene, por algunos segundos nadie dice nada. Michel Houellebecq esta hablando nuevamente tan rápido que aunque entendiera el francés me sería imposible entender lo que dice. Quizás la manera como remarca alguna frases, la pasión y el desden que exhibe para decir lo que dice me hace sospechar que esta hablando de su novela.

Si en realidad eso es lo que esta haciendo, defendiendo una vez más esa inmensa campaña mediática llamada La posibilidad de una isla. Aún no ha sido un éxito de ventas, aun estamos en los primeros meses del 2005, todavía se sigue discutiendo sobre la secretísima campaña de filtración de algunos extractos de la novela a ciertos sectores de la crítica, aún Houllebecq no sabe que a pesar de todos sus esfuerzos perderá el Goncourt.

Una vez leida, se descubrirá que no es el fiasco que algunos anunciaban, pero tampoco mejor que «Las particulas elementales» por ejemplo, que era lo afirmado por los más entusiastas. Sin embargo el libro, leido en el contexto de toda la obra publicada de Houellebecq, encaja perfectamente con el proyecto narrativo del autor. La novela esta plagada de ideas asertos, que si olvidáramos que se trata de una obra ficción, parecen colocados allí con el sólo propósito de incomodar, de demostrar que es capaz de escribir sobre lo que nadie más parece atreverse, y a veces la audacia es un mérito que algunos lectores aprecian aún mucho más que el simple hecho de pretender contar una buena historia, o contarla con la mayor propiedad.

La novela es un extenso mónologo a través del tiempo, Daniel 1 (el personaje a partir del qiuen se narra) y sus clones, no hacen sino extender a partir de su relato multiplicado un diálogo con la decadencia y con los aspectos menos edificantes del ser humano.

Es como podía esperarse, una disección plagada de incorrecciones y en donde el narrador apartir de sus fobias, sus frustraciones, sus incapacidades intenta eregirse como juez del pasado y del futuro. el trabajo, la familia, la vida en sociedad el amor, son algunos de los temas claves sobre los que se intenta hallar respuestas mediante las desmitficación y el ataque a las convenciones, por lo menos a las que el texto presenta como propias de su representación y contrastación entre una sociedad en decadencia, y una sociedad apocalíptica, en la que el hombre ha sido degradado a una suerte de detritus, y en donde a pesar del tiempo y la evolución, aún se sigue aguardando por un futuro del que no hay demasiadas pistas.

post data :

El Francés más actual (reseña de Alan Pauls)

Houellebecq, el provocador (articulo de Gonzalo Garces)

Arrabal y Houellebecq conversan (entrevista por Fernando Arrabal)