ALLEN GINSBERG: LA VOZ QUE






AULLIDO



I

He visto las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura, histéricos famélicos muertos de hambre arrastrándose por las calles, negros al amanecer buscando una dosis furiosa, cabezas de ángel abrasadas por la antigua conexión celestial al dínamo estrellado de la maquinaria de la noche, quienes pobres y andrajosos y con ojos cavernosos y altos se levantaron fumando en la oscuridad sobrenatural de los departamentos con agua fría flotando a través de las alturas de las ciudades contemplando el jazz.

Quienes expusieron sus cerebros al Cielo, bajo El y vieron ángeles Mahometanos tambaleándose en los techos de apartamentos iluminados.

Quienes pasaron por las universidades con ojos radiantes y frescos alucinando con Arkansas y la tragedia luminosa de Blake entre los estudiantes de la guerra.

Quienes fueron expulsados de las academias por locos por publicar odas obscenas en las ventanas del cráneo.

Quienes se encogieron sin afeitar y en ropa interior, quemando su dinero en papeleras y escuchando el Terror a través de las paredes.

Quienes se jodieron sus pelos púbicos al volver de Laredo con un cinturón de marihuana para New York.

Quienes comieron fuego en hoteles coloreados o bebieron trementina en Paradise Alley, muerte, o purgaron sus torsos noche tras noche con sueños, con drogas, con pesadillas despiertas, alcohol y verga y bolas infinitas, ceguera incomparable; calles de nubes vibrantes y relámpagos en la mente saltando hacia los polos de Canadá y Paterson, iluminando todas las palabras inmóviles del Tiempo, sólidos peyotes de los vestíbulos, amaneceres en el cementerio del árbol verde, ebriedad del vino en los tejados, puestos municipales el neon estridente luces del tráfico parpadeantes, vibraciones del sol, la luna y los árboles en los bulliciosos crepúsculos de invierno de Brooklyn, estrepitosos tarros de basura y una regia clase de iluminación de la mente.

Quienes se encadenaron a sí mismos a los subterráneos para el viaje infinito desde Battery al santo Bronx en benzedrina hasta que el ruido de las ruedas y niños empujándolos hacia salidas exploradas estremecidas y desiertos golpeados de cerebros absolutamente secos de esplendor en la melancólica luz del Zoo.

Quienes se hundieron toda la noche en la luz submarina de Bickford’s emergidos y sentados junto a la añeja cerveza después del mediodía en el desolado Fugazzi’s, escuchando el crujido del destino en la caja de música de hidrógeno.

Quienes hablaron setenta horas seguidas desde el parque a la barra a Bellevue al museo al Puente de Brooklyn, batallón perdido de conversadores platónicos bajándole espaldas las escaleras de escape de los alfeizares del Empire State lejos de la luna, gritando incoherencias, vomitando susurrando hechos y recuerdos y anécdotas y patadas en la bola del ojo y traumas de hospitales y cárceles y guerras, intelectos enteros disgregados en amnesia por siete días y noches con ojos brillantes, carne para la Sinagoga arrojada al pavimento.

Quienes se desvanecieron en ninguna parte de Zen New Jersey dejando un reguero de ambiguas postales ilustradas de Atlantic City Hall, sufriendo sudores orientales y artritis Tangerianas y jaquecas de China bajo la basura en las salas sin muebles de Newark.

Quienes dieron vueltas y vueltas en la medianoche por el patio de trenes preguntándose adónde ir, y fueron, sin dejar corazones rotos.

Quienes prendieron cigarrillos en vagones traqueteando por la nieve hacia granjas solitarias en la noche del abuelo.

Quienes estudiaron a Plotino, Poe, San Juan de La Cruz, telepatía y cábala debido a que el cosmos instintivamente vibraba en sus pies en Kansas.

Quienes solos por las calles de Idaho buscaban ángeles indios visionarios que fueran ángeles indios visionarios.

Quienes pensaban que sólo estaban locos cuando Baltimore destellaba en éxtasis sobrenatural.
Quienes saltaron a limusinas con el Chinaman de Oklahoma impulsados por la lluvia de los pequeños pueblos a la luz callejera de la medianoche del invierno.

Quienes haraganeaban hambrientos y solos por Houston buscando jazz o sexo o sopa, y siguieron al brillante español para conversar sobre América y la eternidad, una tarea sin esperanza, y tomaron un barco para África.

Quienes desaparecieron en los volcanes de México dejando tras suyo nada excepto la sombra del estiércol y la lava y la ceniza de la poesía quemada en Chicago.

Quienes reaparecieron en la Costa Oeste investigando el F.B.I. en barbas y pantalones cortos con grandes ojos pacifistas atractivos en su oscura piel entregando incomprensibles folletos.
Quienes se quemaron sus brazos con cigarros encendidos protestando contra la bruma narcótica del tabaco del Capitalismo.

Quienes distribuyeron panfletos supercomunistas en Union Square sollozando y desvistiéndose mientras las sirenas de Los Alamos los deprimían, y se deprimía Wall, y el ferry de State Islan también se deprimía.

Quienes rompieron a llorar en blancos gimnasios desnudos y temblorosos frente a la maquinaria de otros esqueletos.

Quienes mordieron detectives en el cuello y chillaron con placer en autos policiales por no cometer un crimen salvo su propia pederastia salvaje y su intoxicación.

Quienes aullaron de rodillas en el metro y fueron arrastrados por el techo ondeando sus genitales y manuscritos.

Quienes permitieron ser penetrados por el ano por virtuosos motociclistas, y gritaron con alegría.
Quienes chuparon y fueron chupados por aquellos serafines humanos, los marineros, caricias del amor Atlántico y Caribeño.

Quienes eyacularon en la mañana en la tarde en jardines de rosas y en el pasto de parques públicos y cementerios esparciendo su semen libremente a quienquiera que llegara.

Quienes hiparon sin cesar tratando de reír pero se torcían de llanto detrás de un cubículo de un Baño Turco cuando el ángel rubio y desnudo venía a atravesarlos con una espada.

Quienes perdieron a sus amantes por las tres viejas musarañas del destino, la musaraña tuerta del dólar heterosexual, la musaraña tuerta que hace guiños fuera del útero y la musaraña tuerta que no hace nada sino sentarse en su trasero y corta las hebras doradas intelectuales del vislumbre del artesano.

Quienes copularon extáticos e insaciables con una botella de cerveza, un novio, un paquete de cigarrillos, una vela y se cayeron de la cama, y continuaron en el suelo y por los pasillos y terminaron desmayándose en la pared con una visión del último coño y llegaron a eludir el último atisbo de conciencia.

Quienes endulzaron las conchitas de un millón de chicas temblorosas en el ocaso, y tenían los ojos rojos en la mañana pero preparados para endulzar las conchitas del sol naciente, destellantes traseros bajo los establos y desnudos en el lago.

Quienes iban a putas en Colorado por miriadas en autos robados, N.C., héroe secreto de estos poemas, semental y Adonis del alegre Denver a la memoria de sus innumerables encamadas con chicas en lotes vacíos, patios de bares, hileras de desvencijadas casas rodantes en la cima de montañas, en cavernas o con demacradas meseras en familiares subidas de enaguas al lado del camino y especialmente la secreta estación de gasolina solipsismos de juan, y callejones pueblerinos también.

Quienes se desvanecieron en vastas películas sórdidas, se transformaron en sueños, despertaron en un repentino Manhattan, y se encontraron a sí mismos fuera de los sótanos colgados sobre descorazonados Tokay y los horrores de los sueños de hierro de la Tercera Avenida y tropezaron con las oficinas de desempleo.

Quienes caminaron toda la noche con sus zapatos llenos de sangre en los muelles esperando una puerta en East River para entrar a un cuarto lleno de vapor caliente y opio.

Quienes crearon grandes dramas suicidas en el apartamento de los acantilados del Hudson bajo el rayo azul de la luna de tiempo de guerra y sus cabezas eran coronadas con el laurel del olvido.

Quienes comieron la cazuela de cordero de la imaginación o digirieron cangrejos en el fondo lodoso de los ríos de Bowery.

Quienes lloraron por el romance de las calles con sus carritos llenos de cebollas y mala música.
Quienes se sentaron en cajas respirando en la oscuridad bajo el puente, y se levantaron para construir arpas en sus desvanes.

Quienes tosían en el sexto piso del populoso Harlem con llamas bajo el cielo tuberculoso rodeados por las jaulas naranjas de la teología.

Quienes garrapatearon toda la noche golpeando y rodando sobre elevadas incautaciones que en las amarillas mañanas eran estrofas de jerigonza.

Quienes cocinaron animales podridos pulmones, corazón, pata ,cola borsht y tortilla soñando con el puro reino vegetal.

Quienes se zambulleron en camiones de carne buscando un huevo.

Quienes tiraron sus relojes del tejado para dar su voto a la eternidad fuera del Tiempo y despertadores cayeron sobre sus cabezas todos los días por la siguiente década.

Quienes se cortaron las muñecas tres veces seguidas sin éxito, se rindieron y fueron forzados a abrir anticuarios donde pensaban que se ponían viejos y gritaban.

Quienes fueron quemados vivos en sus inocentes trajes de franela en Madison Avenue entre ráfagas de versos plomizos y el parloteo borracho de los regimientos de acero de la moda y los chillidos de nitroglicerina de las agencias de publicidad y el gas mostaza de los editores siniestramente inteligentes, o cayeron por los taxis ebrios de la Absoluta Realidad.

Quienes saltaron del Puente de Brooklyn esto realmente sucedió y quedaron desconocidos y olvidados en el aturdimiento fantasmal de los callejones de sopa y camiones de incendio de Chinatown, ni siquiera una cerveza gratis.

Quienes cantaron por sus ventanas de desesperación, cayeron de la ventana del metro, saltaron en el sucio Passaic, brincaron en negros, gritaron por toda la calle, bailaron descalzos en trozos de copas de vino rotas grabaciones de fonógrafos de la nostalgia Europea jazz alemán de 1930 terminaron el whisky y se lanzaron gemebundos en baños sangrientos, gemidos en sus oídos y la ráfaga colosal del silbido del vapor.

Quienes rodaron por las carreteras del viaje al pasado para cada uno el látigo del Gólgota reloj de la soledad de la cárcel o encarnación del jazz de Birmingham.

Quienes condujeron una visión para encontrar la eternidad.

Quienes viajaron a Denver.

Quienes murieron en Denver.

Quienes volvieron a Denver y esperaron en vano.

Quienes aguardaron en Denver y empollaron solos en Denver y finalmente se fueron para encontrar el Tiempo, y Denver es solitario para sus heroínas.

Quienes cayeron de rodillas en catedrales sin esperanza rezando por la salvación de cada uno y la luz y los pechos, hasta que el alma iluminara su cabello por un segundo.

Quienes chocaron con sus mentes en la cárcel esperando criminales imposibles con cabezas doradas y el encanto de la realidad en sus corazones que cantaban dulces blues a Alcatraz.

Quienes se retiraron a México para cultivar un hábito, o a Rocky Mount para ofrecer Buddha o Tánger a los muchachos al Southern Pacific a la locomotora negra o a Harvard a Narciso a Woodland para la sepultura o daisychain.

Quienes exigieron juicios de cordura acusando a la radio de hipnotismo y fueron dejados con su locura y sus manos y un jurado colgado.

Quienes arrojaron papas saladas a los conferencistas de Dadaismo en CCNY y subsecuentemente se presentaron ellos mismos en las baldosas de granito del manicomio con cabezas rapadas y un discurso arlequinesco de suicidio, demandando una lobotomía instantánea, y quienes a su vez se entregaron a la nulidad concreta de la insulina, Metrazol, electricidad, hidroterapia, psicoterapia, terapia ocupacional, ping pong y amnesia.

Quienes en protesta seria dieron vuelta sólo una simbólica mesa de ping pong, descansando brevemente en catatonia, volviendo años después verdaderamente calvos excepto por una peluca de sangre, y lágrimas y dedos, a la visible fatalidad del hombre loco de los pupilos de los pueblos locos del Este, salas fétidas de Pilgrim State’s Rockland’s y Greystone discutiendo con los ecos del alma, pegando y rodando en la soledad-banca-dolmen-reinos del amor de medianoche, sueños de vida en una pesadilla cuerpos convertidos en roca tan pesados como la luna, con la madre finalmente, y el último libro fantástico arrojado por las ventanas del departamento, y la última puerta cerrada a las 4 A.M. y el último teléfono pegado a la pared sonando y la última pieza amueblada, un papel rosa amarillo torcido en un colgador de alambre en el closet, e incluso eso imaginario, nada sino un poco de esperanzadora alucinación ah, Carl, mientras no estés seguro yo no estoy seguro, y ahora tú estás realmente en la sopa animal total del tiempo y quienes por lo tanto corrieron a través de las calles congeladas obsesionados con un repentino destello de la alquimia del uso de la elipse el catálogo el metro y el plano vibrante.

Quienes soñaron y encarnaron brechas en el Tiempo y Espacio a través de imágenes yuxtapuestas, y atraparon al arcángel del alma entre 2 imágenes visuales y unieron los verbos elementales y establecieron el nombre y rasgos de la conciencia al mismo tiempo saltando con sensación de Pater Omnipotens Aeterna Deus para recrear la sintaxis y medida de la pobre prosa humana y ponerse frente a ti estupefacto e inteligente y sacudirse con vergüenza, rechazando incluso revelar el alma para conformarse al ritmo del pensamiento en su desnuda y eterna cabeza, el vagabundo loco y el golpe del ángel del Tiempo, desconocido, incluso poniendo aquí lo que podría dejar de ser dicho en tiempo de volver después de la muerte, y surgieron reencarnados en los trajes fantasmales del jazz en la sombra del corno dorado de la banda y exhalar el sufrimiento de la mente desnuda de América para amar en un eli eli lamma lamma sabacthani saxofón que llora estremeciendo las ciudades bajo la última radio con el corazón absoluto del poema de la vida descarnada de sus propios cuerpos buenos para comer mil años.


JAMES ELLROY: ESPERANDO A MR. DOG


Si hay algo que ha distinguido a James Ellroy a través de los años, ha sido su feroz e implacable búsqueda de reconocimiento. Poco le ha importado ser considerado el mejor novelista norteamericano del género policiaco, sino que en la última década ha iniciado su batalla final, ser considerado el mejor novelista norteamericano de ésta generación, a secas.

Esa búsqueda le ha generado enfrentamientos constantes con la prensa y con sus críticos, a quienes acusa de restarle méritos. Durante años, sus deslumbrantes operas de violencia, han encandilado a miles de lectores, siendo incluso que en su primera época su obra fuera mejor apreciada fuera de su país.

De ese primer momento surgieron algunas novelas brillantes por su exploración de la violencia y del género humano, o por la nueva perspectiva que le dio a un género de desarrollos muchas veces previsibles; y a quien Ellroy dotó de una nueva forma de decir las cosas, de una trepidante sucesión de hechos, y una muy ajustada disposición de sus estructuras, que le imprimían inusitada velocidad a su forma de relatar sus laberínticas reconstrucciones del crimen, y que como en la “Dalia negra” (de la cuál se estrenará una versión cinematográfica dirigida por Brian de Palma) nunca tenían un final con una respuesta unívoca.

Ese esfuerzo nos ligó novelas como “el gran desierto”, o “a causa de la noche”, siendo su punto más alto, que duda cabe, “Los Ángeles Confidencial” que tuvo una precisa versión cinematográfica dirigida por Curtis Hanson, y que en su oportunidad llegó a estar nominada al oscar por mejor película (y que significó para Kim Basinger un oscar a mejor actriz de reparto).

Después de aquella época no era mucho lo que podía esperarse de un escritor de género a quien ya se le considerada consagrado en sus fronteras; sin embargo la aparición de América (1995) significó por primera vez en muchos años, un reconocimiento casi unánime hacía el esfuerzo creador. Esta vez enfrentaba la propia historia de Norteamérica en uno de sus pasajes más oscuros, la muerte de Kennedy, pero visto a partir de una interminable red de conspiraciones.

Ellroy anunció una trilogía, que en su opinión, lo reivindicaría como el más grande. En el 2001 apareció “Seis de los Grandes”, la segunda parte de la saga, y aunque esta era incluso de mayor complejidad y mejor balance en la utilización de recursos que la primera, su acogida no fue como se esperaba.

Hace cinco años ya se espera, el capítulo final, el tercer libro que dotará de un nuevo sentido a los dos anteriores; Ellroy ha dicho bastante sobre el proyecto, sobre lo que espera lograr; pero aún no se tiene claro si la novela en realidad ya esta escrita, como afirman algunos, o sí esta en proceso de revisión como deslizan otros. Cómo fuere en estos años se han publicado una serie de libros menores para llenar el vació de tantos años sin presencia en las librerías, y se han recopilado desde entrevistas, hasta viejos artículos publicados en revistas como GQ.

Como producto de esta necesidad del mercado llega, “Destino: La morgue” (Barcelona, 2004, Ediciones B) una recopilación de artículos, que no aportan nada a la carrera del escritor, y que nadie extrañaría si nunca hubieran sido reeditados como libro. No sé si solo se trata de problemas de traducción o del contexto en que fueron escritos, pero en realidad como libro no funcionan en absoluto, la única conexión entre ellos, es haber sido escritos por la misma persona. Y en realidad son un montos de perfiles sobrantes, de relatos que no encajaron en ninguna otra parte, algunos fueron escritos por encargo sospecho y en otros, en otros no hay más que el barniz de la velocidad, del dislocamiento de las frases típico en Ellroy, pero nada relevante para ser contado.

Quienes conocen la obra de Ellroy, encontrarán que nada de lo que se dice en Destino parece nuevo, y en realidad no lo es. Algunos de estos trabajos han sido parte o en su momento apuntes hacia trabajos mayores y sólo eso. ¿Existe algo que justifique comprar este libro? Sospecho que sí, “mi vida de golfo” y “mis morbos más raros” nos remiten, serían una magnífica introducción, una señal de advertencia, a “mis rincones oscuros” la autobiografía en la que Ellroy, revela sus fobias, sus odios, y su vocación de sobreviviente, en una época en la que nada podría haber revelado que llegaría a ser el escritor que es.

JOHNNY CASH: LA LEYENDA VESTIDA

DE NEGRO

"...When I was just a baby,
My Mama told me, "Son,
Always by a good boy,
Don't ever play with guns,"
But I shot a man in Reno,
Just to watch him die,
When I hear that whistle blowin',
I hang my head and cry..."
Johnny Cash, FOLSOM PRISON BLUES


Un vestido de negro, con su voz profunda y sin más compañia que su guitarra, ese era el reto. Tenía 70 años, y nadie estaba seguro si ese disco lanzado el 5 de noviembre del 2002, sería el último. Llevaba ya algún tiempo embarcado en el proyecto de revisitar sus propias raices y de reinterpretar desde su soledad y su desgarro canciones, que poco o nada parecían tener que ver con él.

The man comes around, era la cuarta entrega de ese monumental proyecto que de no haber sido por el productor Rick Rubin, quizás no hubiere sido posible; y cuando ya no se esperaban sorpresas, el disco incluye las visión de Cash, de dos canciones de una concepción diametral, pero quizás con la misma carga de dolor contenido, «Personal Jesus» originalmente de los Depeche Mode, y que a Johnny le pareía una hermosa canción gospel disfrazada de tonada pop; y «Hurt» de Nine Inch Nails, sobre quienes Cash declarará su admiración.

Es justamente Hurt, la canción que llevó nuevamente a Cash al consumo masivo, su aún más electrizante interpretación, y el hermoso video filmado para ella, le consiguieron un premio Mtv, y versé después de muchos años en los tops de rankings ajenos al country; además significó el encuentro con una nueva generación, que había escuchado hablar de su status de leyenda, pero que poco o nada sabía de él. El video es inolvidable, la perturbadora presencia, de un hombre que luce acabado, y que sin mayores efectos, que el producido por su particular manera de entonar las estrofas, transmite sus miedos, su esfuerzo final, su dignidad para demostrar que aún no había alguien que pudiera hacerlo mejor.

Nadie lo sabía, pero debíamos haberlo sospechado, ese proyecto, que en pleno 2003 lo volvió para quienes poco o nada sabían del country, en un nombre contemporáneo, fue lo último que haría, en una carrera de casí cincuenta años, hay muchísimo que recordar, pero en mi caso prefiero el homenaje, a la que para muchos, como para mí, fue su primera mirada a la leyenda.

http://www.castpost.com/Lib/playm1.php?filename=07_johnny_cash__personal_jesus.mp3&url=http://404.castpost.com/
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Personal jesus
(
Johnny Cash: 2002, American IV: The man comes around)
(version original: Depeche mode,
1990, Violator)

Your own personal jesus
Someone to hear your prayers
Someone who cares
Your own personal jesus

Someone to hear your prayers
Someone who’s there

Feeling unknown
And you’re all alone
Flesh and bone
By the telephone
Lift up the receiver
I’ll make you a believer

Take second best
Put me to the test
Things on your chest
You need to confess
I will deliver

You know I’m a forgiver

Reach out and touch faith
Reach out and touch faith

Your own personal jesus…

Feeling unknown
And you’re all alone
Flesh and bone

By the telephone
Lift up the receiver
I’ll make you a believer

I will deliver
You know I’m a forgiver

Reach out and touch faith

Your own personal jesus

Reach out and touch faith


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Hurt
(Johnny Cash: 2002, American IV: The man comes around)
(version original: Nine Inch Nails, The Downward Spiral, 1994)

I hurt myself today
to see if I still feel
I focus on the pain
the only thing that’s real
the needle tears a hole
the old familiar sting
try to kill it all away
but I remember everything
what have I become?
my sweetest friend
everyone I know
goes away in the end
and you could have it all
my empire of dirt

I will let you down
I will make you hurt

I wear this crown of thorns
upon my liar’s chair
full of broken thoughts
I cannot repair
beneath the stains of time
the feelings disappear
you are someone else
I am still right here

what have I become?
my sweetest friend
everyone I know
goes away in the end
and you could have it all
my empire of dirt

I will let you down
I will make you hurt

if I could start again
a million miles away
I would keep myself
I would find a way


Post Data: algunos otros viajes esenciales…

Cash: negro y sin azúcar (por Marisol garcía)

Hombre de negro (por Rodrigo Fresan)

Johnny Cash, anillo de fuego (entrevista)

La dignidad se llamó Johnny Cash (por Diego A. Manrique)

REQUIEM POR JOHNNY CASH (por Bob Dylan)

Restos inmortales (por Rodrigo Fresan)


BUKOWSKI, SIEMPRE BUKOWSKI


«…todos necesitamos escapar. Las horas son largas

y de alguna forma han de ocuparse

hasta que llegue la muerte…»

Charles BUKOWSKI, HOLLYWOOD

Se ha escrito mucho de Charles, de las cosas que hacía, de las que solía decir, incluso de las que nunca dijo. Ha muerto y sin embargo no ha sido olvidado. Pero siquiera por eso han dejado de atacarlo. Le han criticado las cosas sobre las que escribía, la aparente simplicidad de sus historias, la violencia de sus personajes, la inmoralidad de mucho de estos, entre otras tantas cosas.

Sin embargo nadie se ha querido explicar, porque un personaje tan negativo, un escritor supuestamente tan limitado, ha influenciado tanto en las generaciones posteriores, porque surgen más emúlos, más gente que sueña con vivir sus vidas al límite, y sobrevivir, para tener una buena historia que contar.

Supongo que se dirán más cosas a favor o en contra, pero mientras eso pase, aún quedarán historias como estas, en las que la vida esta retratada, como muchas veces es en realidad, un imparable espiral de fracasos:

SE BUSCA UNA MUJER
CHARLES BUKOWSKI

Edna bajaba por la calle con su bolsa de la compra, cuando pasó a la altura del automóvil. Había algo escrito en la ventanilla lateral:

SE BUSCA UNA MUJER.

Se paró. Era un cartón pegado a la ventanilla, con alguna especie de anuncio. En su mayor parte estaba escrito a máquina. Edna no podía leerlo desde el lugar de la acera en que se encontraba. Sólo podía ver las letras grandes:

SE BUSCA UNA MUJER.

Era un coche nuevo y de los caros. Edna cruzó la hierba y se acercó a leer la

parte mecanografiada:

«Hombre de 49 años. Divorciado. Busca una mujer con fines matrimoniales. Que tenga entre 35 y 44 años. Me gusta la televisión y los films. La buena comida. Soy contable y tengo el trabajo bien asegurado. Tengo dinero en el banco. Me gustan las mujeres algo rellenas.

Edna tenía 37 años y estaba algo rellena. Había un número de teléfono. También había tres fotos del caballero que buscaba una mujer. Parecía rico y elegante, con su traje y corbata. También parecía algo estúpido y un poco cruel. Y hecho de madera, pensó Edna, hecho de madera…

Siguió su camino, con una pequeña sonrisa. También sentía una especie de repulsión. Pero cuando llegó a su apartamento ya se había olvidado por completo de todo. Fue varias horas más tarde, sentada en la bañera, cuando empezó a pensar en él otra vez, y esta vez pensó en lo solo, en lo terriblemente solo que debía encontrarse para haber llegado a hacer una cosa así:

SE BUSCA UNA MUJER.

Se lo imaginó llegando a la casa, encontrándose las facturas del gas y del teléfono en el buzón, desnudándose, tomando un baño, la televisión encendida. Después leería el periódico de la tarde. Luego entraría en la cocina a hacerse la cena. Allí, quieto, mirando como se fríe el pan, en calzoncillos. Luego cogería la comida y la llevaría a una mesa, se la comería. Le podía ver bebiéndose su café. Luego más televisión. Y quizás un solitario bote de cerveza antes de acostarse. Debía haber millones de hombres como él en toda América.

Edna salió de la bañera, se secó, se vistió y salió del apartamento. El coche seguía allí. Apuntó su nombre, Joe Lighthill, y el número de teléfono. Leyó de nuevo toda la parte mecanografiada. «Films». Era un término muy culto. La gente decía «películas» normalmente. Se busca una mujer. El anuncio era bastante atrevido. Por lo menos había mostrado ser original al escribirlo.

Cuando Edna volvió a casa se tomó tres tazas de café antes de marcar el número. El teléfono sonó cuatro veces. «¿Hola?» Contestó él.
—¿Señor Lighthill?
—¿Sí?
—Es que vi su anuncio. Su anuncio en el coche…
—Ah, sí.
—Me llamo Edna.
—¿Cómo estás, Edna?
—Oh, muy bien. Pero hace tanto calor. Este tiempo es demasiado.
—Sí, hace la vida difícil.
—Bueno, señor Lighthill…
—Llámame Joe, a secas.
—Bueno, Joe, ja, ja, ja, me siento como una tonta. ¿Sabes por qué he llamado?
—Viste mi anuncio.
—Bueno, quiero decir, ja, ja, ja. ¿Qué es lo que te pasa? ¿No puedes conseguir una mujer?
—Creo que no. Edna, dime. ¿Dónde están?
—¿Las mujeres?
—Sí.
—Oh, pues en todas partes, ya sabes.
—¿Dónde? Dime. ¿Dónde?
—Bueno, en la iglesia, por ejemplo. Hay mujeres en la iglesia.
—No me gusta la iglesia.
—Oh.
—Escucha. ¿Por qué no te vienes aquí, Edna?
—¿Quieres decir allí, a tu casa?
—Sí. Tengo un buen apartamento. Podemos tomarnos una copa, conversar. Sin compromiso.
—Es tarde.
—No es tan tarde. Escucha, viste mi anuncio y llamaste. Debes estar interesada.
—Bueno, es que…
—Tienes miedo, eso es lo que te pasa. Tienes miedo.
—No, yo no tengo miedo.
—Entonces vente, Edna.
—Bueno, es que…
—Vamos.
—Bueno, de acuerdo. Estaré allí en quince minutos.

Era en el último piso de un moderno complejo de apartamentos. Apartamento 17. La piscina reflejaba las luces. Edna llamó. La puerta se abrió y allí estaba el señor Lighthill. Con una calvicie incipiente; la nariz afilada con pelos saliéndole de los orificios; la camisa abierta por el cuello.

—Entra, Edna…

Ella pasó y la puerta se cerró detrás. Edna se había puesto un vestido de seda azul. No se había puesto medias. Iba en sandalias y fumando un cigarrillo.

—Siéntate. Te serviré algo de beber.

Era un sitio bonito. Todo estaba decorado en azul y verde, y además estaba muy limpio. Pudo oír al señor Lighthill canturreando sordamente mientras preparaba las bebidas… Parecía relajado y eso la tranquilizó.

El señor Lighthill —Joe— salió con las bebidas. Le alcanzó a Edna la suya y fue a sentarse a una silla en el lado opuesto de la habitación.

—Sí —dijo él—, hace calor, un calor infernal. Pero yo tengo aire acondicionado. ¿Te has dado cuenta?
—Sí, ya lo noté. Está muy bien.
—Bebe algo.
—Oh, sí.

Edna probó un trago. Estaba bueno, un poco fuerte, pero sabía bien. Vio a Joe inclinar la cabeza hacia atrás al beber. Tenía una gruesa papada. Y sus pantalones eran demasiado holgados. Parecían ser varias tallas más grandes. Le daban a sus piernas un aspecto cómico, ridículo.

—Llevas un vestido muy bonito, Edna.
—¿Te gusta?
—Oh, sí, te cae muy bien. Parece cómodo, muy cómodo.

Edna no dijo nada. Y Joe tampoco. Y allí estaban, sentados, mirándose el uno al otro, bebiéndose sus vasos.

¿Por qué no habla?, pensó Edna. Se supone que es él quien debe empezar la conversación. Verdaderamente tenía algo de madera…
Edna terminó su bebida.

—Deja que te sirva otro —dijo Joe.
—No. Me tengo que ir ya.
—Oh, vamos —dijo él—; déjame que te sirva otro trago. Necesitamos beber algo para soltarnos.

—Está bien, pero después de éste me voy.
Joe se llevó los vasos a la cocina. Esta vez no canturreó. Salió, le dio a Edna su vaso y volvió a sentarse en la silla al lado opuesto de la habitación. La bebida era ahora más fuerte.

—Sabes —dijo—, soy bastante bueno en el sexo.
Edna bebió su vaso y no contestó nada.
—¿Qué tal eres tú en la cuestión sexual? —preguntó Joe.
—Nunca lo he hecho.
—Deberías hacerlo, sabes, así te darías cuenta de quién eres y qué eres.
—¿Tú crees que todo eso es verdad? Quiero decir, yo lo he leído en los periódicos, no sé qué pensar. Yo no lo he hecho nunca pero he visto fotos —dijo Edna.
—Por supuesto que es verdad, deberías hacerlo.
—Tal vez no sea muy buena para estas cosas —dijo Edna—. Tal vez es por eso que estoy sola. —Se tomó un buen trago del vaso.
—Cada uno de nosotros, al fin y al cabo, siempre solos —dijo Joe.
—¿Qué quieres decir?
—Quiero decir que, no importe cómo vaya la cuestión sexual, o el amor, o ambos, llega un día en que todo se acaba.
—Eso es triste —dijo Edna.
—Sí, claro. Así llega un día en que todo se pasa. Y entonces, o se corta o todo se convierte en una tregua infernal: Dos personas viviendo juntas sin el menor sentimiento entre ellas. Creo que es mucho mejor vivir solo que eso.
—¿Tú te divorciaste de tu mujer, Joe?
—No, ella se divorció de mí.
—Y qué es lo que fue mal?
—Las orgías sexuales.
—¿Las orgías sexuales?
—Sí, ya sabes, una orgía es el lugar más solitario del mundo. Esas orgías… Me sentía desesperado… Esas pollas deslizándose dentro y fuera… Perdóname…
—No pasa nada.
—Bueno, esas pollas deslizándose dentro y fuera, piernas enredadas, los dedos trabajando, hurgando por todos lados, bocas, todo el mundo babeando, y sudando, y una ciega determinación a hacerlo… como sea.
—No sé mucho acerca de esas cosas, Joe —dijo Edna.
—Yo creo que, sin amor, el sexo no es nada. Las cosas sólo pueden tener un significado cuando existe algún sentimiento entre los participantes.
—¿Quieres decir que a cada uno le debe gustar el otro?
—Eso ayuda bastante.
—¿Supón que ambos se casen. Supón que tienen que seguir juntos, por cuestiones económicas, niños, cualquier cosa?
—Las orgías no arreglarán nada.
—¿Y entonces qué?
—Bueno, no sé. Tal vez el swap.
—¿El swap?
—Sí, ya sabes, cuando dos parejas se conocen muy bien y entonces hacen intercambio de componentes. Los sentimientos, al fin y al cabo, tienen una oportunidad. Por ejemplo, digamos que a mí siempre me ha gustado la mujer de Mike. Me viene gustando desde hace meses. La he visto pasear por la habitación. Me gustan sus movimientos, llaman mi atención. Me imagino, ya sabes, lo que va con esos movimientos. La he visto furiosa, la he visto borracha, la he visto sobria. Y entonces, el swap. Estás en la cama con ella, y por fin la estás conociendo. Existe la posibilidad de que sea algo real. Por supuesto, Mike se está tirando a tu mujer en la otra habitación. Muy bien, buena suerte, Mike, piensas, y espero que seas tan buen amante como yo.

—¿Y funciona bien?
—Bueno, no sé… Los swaps pueden traer problemas… a la larga. Tiene que estar todo muy hablado… bien hablado y con tiempo. Y aún así puede haber gente que no sepa bastante, no importa cuánto se haya hablado…
—¿Tú sabes bastante, Joe?
—Bueno, estos swaps… Creo que pueden ser buenos para algunos… Tal vez para muchos. Pero me temo que conmigo no funcionan. Soy bastante mojigato.
Joe acabó su bebida. Edna se bebió de un trago el resto de la suya y se levantó.
—Escucha, Joe, me tengo que ir…


Joe cruzó la habitación hacia ella. Parecía un elefante mientras se acercaba, con esos pantalones. Vio sus grandes orejas. Entonces la agarró y comenzó a besarla. Su mal aliento arrastraba todas las bebidas; era un olor agrio. Parte de su boca no hacía contacto. Era fuerte pero su fuerza no era real. Ella apartó su cabeza pero él la siguió agarrando.

SE BUSCA UNA MUJER.

—¡Déjame, Joe! ¡Estás yendo muy de prisa, Joe! ¡Deja que me vaya!
—¿Por qué viniste aquí, zorra?
La intentó besar otra vez y lo consiguió. Era horrible. Edna subió la rodilla bruscamente. Y le alcanzó de lleno. El se llevó las manos a las partes y cayó al suelo.
—Dios, Dios… ¿Por qué has tenido que hacerme esto? Me has querido asesinar… ¡Auuggh!
Rodó por el suelo gimiendo.

Su trasero, pensó ella, tiene un trasero tan horrible.

Le dejó tirado en el suelo y bajó corriendo las escaleras. El aire estaba limpio allá fuera. Mientras bajaba, pudo oír gente hablando, pudo oír sus televisores. Su casa no estaba muy lejos. Sintió que necesitaba darse otro baño, quitarse su vestido de seda azul y lavarse bien todo el cuerpo. Hacía calor. Más tarde, salió de la bañera, se secó y se colocó unos rulos rosados en el pelo. Decidió no volver a verle más.

Post data:

Vasos vacíos (reportaje de Sean Penn)

El eslabón encontrado (por Rodrigo Fresán)

Charles Bukowski, licor sexo y submundos (LXV)

Bukowski: La Inspiración No Llega Sola (por gustavo Morales)

El grito de los marginados. (entrevista Buk por Poli Delano)

CHARLES BUKOWSKI : «…El mejor poema de amor que puedo escribir por el momento…»

MIGOYA y LAS PUTAS


“…las mujeres exigen a veces cierto precio que ningún hombre
está dispuesto a pagar; por otra parte, siempre hay otro imbécil
que recogerá lo que tu has tirado, por lo cual no tienes por qué
tener ninguna sensación de culpa o de la deserción…”
Charles Bukowski, Escritos de un viejo indecente

La primera vez, el libro ya no era expuesto entre las novedades de la librería, sino que lo halle y por casualidad, anónimo, entre otros cientos de libros, en un estante bajo, allí a donde la mayoría de clientes no accede, simplemente porque a nadie se le ocurre normalmente revisar bajo las mesas de exhibición.

De Hernán Migoya sólo conocía el extraño cargamontón que por esos días aún tenía ecos en la prensa y en donde se hacía un recuento de todos sus pecados; aunque ninguno de esos fuere literario, con tanto entusiasmo como subnormalidad; y que ponía en claro que en España, eso de la tolerancia y país del primer mundo, en ocasiones habría que ponerlo entre comillas; incidente que dicho sea de paso ya envidiaría cualquier promotor de ventas y del que Mario Vargas Llosa hizo un preciso resumen.

Han pasado más de dos años, y quizás por eso me causo sorpresa, cuando hace dos semanas, en un kiosco de periódicos en los alrededores del Palacio de Justicia, me volví a tropezar con “TODAS PUTAS” (Barcelona, El cobre, Tercera edición, 2003) en una de esas ediciones que en el Perú son una especie de termómetro del éxito literario, y que a falta de algún otro eufemismo, propios y extraños acostumbran llamar: PIRATA.

En realidad ya me había olvidado del libro, de los cuentos que había ojeado pero nunca leído y que había pasado los dos últimos años cuando menos, apilado entre otros libros que me había prometido leer, pero no había cuando lo hiciera. Así que me hice las preguntas que parecieron marcar el libro desde el principio ¿es una apología a la violencia, especialmente contra la mujer? ¿el libro alienta las violaciones? ¿es un libro cargado de racismo y malas intenciones? A todas ellas se le podía asignar la misma respuesta: No

Migoya no ha hecho nada distinto de alguien influenciado por ciertas vertientes del realismo y que construyen su discurso en relación a ciertos elementos dispuestos de manera tal que encuentren ciertas reacciones en su lector ideal. Claro, nada impide que alguien lea en por ejemplo “el violador” «…ahora que todos los negros son buenos y todos los maricones unos seres muy simpáticos, a ver si la sociedad ésta se reúne y decide de una vez que no todos los violadores son mala gente…» o ”siempre será mejor violar a una mujer y dejarla viva, que no violarla y matarla…” y se incomode, o no comparta la categórica afirmación “Eso sí, las mujeres son todas unas putas…” y quiera arremeter contra el escritor para lograr que se desdiga de su afrenta.

Este cuento en especial (El violador) una suerte de monólogo interior, en donde el narrador luce atribulado por no entender a las mujeres, el real sentido de sus expresiones, y ante tanta ambivalencia concluya que violarlas es el ejercicio más práctico y honesto de su parte. Pero nada de lo que dice el narrador debería escandalizarnos, si nos lo pensamos bien, hace ya varios siglos, que en la literatura, hay quienes optan por historias en las que trasgredir reglas comunes es incluso algo más que una elección ética, sino que se convierte en una forma de afirmar la libertad del que narra, por darle voz a los excluidos, a los distintos, a quienes no tienen miedo de hacer los que a algunos empalidecerían de sólo pensarlo.

Ningún lector de por ejemplo SADE, BUKOWSKI o FANTE podría sentirse mínimamente sorprendido o por lo menos agredido, es más ningún lector medianamente inteligente podría hacerlo, sino pierde de vista, que todo lo que se cuenta allí es ficción, es decir una gran y perfecta mentira, que a algunos le parecerá entretenida y a otros absurda, pero que en ningún caso justifica el tratamiento que se le dio en su momento a un libro de cuentos, que contenía eso, pequeños retazos de ficción que con poco o mucho arte, alguien había querido compartir.

Una gran influencia de la cultura pop, sobre todo cinematográfica, una prosa limitada a esos espacios, una dosis de ingenio y muchísimo sentido del humor, eso podría caracterizar a Migoya. En «el violador» y «porno del bueno» encontramos la más clara y directa influencia de Bukowski (demasiada quizás), quien en su particular estilo también enfrentó el tema de las violaciones y en especial las violaciones a menores de edad, el vínculo paterno, es quizás el aporte de Migoya al tema, dudoso dirían algunos, pero finalmente su elección, el tuvo la audacia, y ese es quizás su mayor mérito.

Lo mejor de los cuentos de Migoya es la velocidad, las cosas no dejan nunca de pasar, y en algunos como «Spice up your life» se agradece que así sea; pero en otros como en «la bruja», la falta de detalles, lo poco acabado del nucleo dramático, genera una dispersión que no beneficia en nada a la sorpresa final que se pretende dar al lector. Quizás los mejores momentos del libro esten en la evocación, triste, desde el fracaso, como por ejemplo en «A por el mirón». Migoya, esto hay que decirlo, no es Cervantes, pero queda claro que tampoco eso parece importarle mucho, sus cuentos son una manera de dejar perennizada su insastisfacción, y entre tantos escritores que ni siquiera escriben, a veces hay que destacar a quienes sin importar lo que pasaría, desembarcan en una playa minada, y entre el fuego cruzado, corren en busca de su libertad, aunque fracasen en el intento.





ALGUNOS OTROS LUGARES A DONDE

IR….

En el poco tiempo de este blog, la sección » lugares a donde ir» se ha ido desbordando, pensaba orginalmente que sería una bitacora de viaje paralela, sobre otros espacios, sobre otros sueños; sin embargo recibó más información de la que he podido compartir; esas causas y azares me han permitido conocer otros blogs, y otras webs, que estan pensadadas sobre o a partir de la literatura, y a las que agradezco por estar allí, por apostar en construir alternativas en un mundo donde cada vez hay más sombras.

…un post cada día, una novela que se construye sobre la incertidumbre

al margen.net

…revista literaria

…pequeños sueños

… reseñas literarias

Noemí Guzik Glantz

…pequeñas y preciosas sorpresas

...la belleza de las palabras

Los diálogos según Quentin


La irrupción e influencia de Quentin Tarantino en el cine, no sólo se debe a su gusto por las escenas de violencia, a las que a pesar de su ferocidad (Como en Kill bill) dota de una rara armonía, que algunos podrían denonimar belleza; o por la construcción de intrincadas líneas narrativas que se alimentan unas con otras, sino especialmente por la naturaleza de sus diálogos, veloces, políticamente incorrectos y que con suma facilidad enlazan elementos de la cultura pop.

Es inolvidable las reflexiones sobre la Big Mac en Pulp Fiction, o el del traficante de armas, la novia dopada y el cliente descolocado en Jackie Brown.

Sin embargo, es en Reservoir Dogs, donde encontramos quizás una de las mejores muestras, de la naturalidad y de los mecanismos de oposición que utiliza Tarantino para el desarrollo de los gialogos, y como estos le sirven para caracterizar a los personajes, para dotarlos de una personalidad identificable y sobre todo por su capacidad de ironizar sobre cosas tan triviales como una canción tan universal como étera «Like a Virgin». Aquí un extracto del guión de RESERVOIR DOGS:


1 INT. UNCLE BOB’S PANCAKE HOUSE – MORNING
Eight men dressed in BLACK SUITS, sit around a table at abreakfast cafe. They are MR. WHITE, MR. PINK, MR. BLUE,MR. BLONDE, MR. ORANGE, MR. BROWN, NICE GUY EDDIE CABOT,and the big boss, JOE CABOT. Most are finished eating andare enjoying coffee and conversation. Joe flips through asmall address book. Mr. Pink is telling a long andinvolved story about Madonna.
MR. PINK
«Like a Virgin» is all about agirl who digs a guy with a bigdick. The whole song is ametaphor for big dicks.
MR. BLUE
No it’s not. It’s about a girlwho is very vulnerable and she’sbeen fucked over a few times.Then she meets some guy who’sreally sensitive–
MR. PINK
–Whoa…whoa…time out Greenbay.Tell that bullshit to thetourists.
JOE(looking through hisaddress book)Toby…who the fuck is Toby?Toby…Toby…think…think…think…
MR. PINK
It’s not about a nice girl whomeets a sensitive boy. Nowgranted that’s what «True Blue» isabout, no argument about that.
MR. ORANGE
Which one is «True Blue?»
NICE GUY EDDIE
You don’t remember «True Blue?»That was a big ass hit forMadonna. Shit, I don’t evenfollow this Tops In Pops shit, andI’ve at least heard of «TrueBlue.»
MR. ORANGE
Look, asshole, I didn’t say Iain’t heard of it. All I askedwas how does it go? Excuse mefor not being the world’s biggestMadonna fan.
MR. BROWN
I hate Madonna.
MR. BLUE
I like her early stuff. You know,»Lucky Star,» «Borderline» – butonce she got into her «Papa Don’tPreach» phase, I don’t know, Ituned out.
MR. PINK
Hey, fuck all that, I’mmaking a point here. You’re gonnamake me lose my trainof thought.
JOE
Oh fuck, Toby’s that little chinagirl.
MR. WHITE
What’s that?
JOE
I found this old address book in ajacket I ain’t worn in a coon’sage. Toby what? What the fuckwas her last name?
MR. PINK
Where was I?
MR. ORANGE
You said «True Blue» was about anice girl who finds a sensitivefella. But «Like a Virgin» was ametaphor for big dicks.
MR. PINK
Let me tell ya what «Like aVirgin»‘s about. It’s about somecooze who’s a regular fuckmachine.I mean all the time, morning, day,night, afternoon, dick, dick,dick, dick, dick,dick, dick, dick, dick, dick,dick.
MR. BLUE
How many dicks was that?
MR. WHITE
A lot.
MR. PINK
Then one day she meets a JohnHolmes motherfucker, and it’slike, whoa baby. This motherfucker’s like Charles Bronson in»The Great Escape.» He’s diggintunnels. Now she’s gettin thisserious dick action, she’s feelinsomething she ain’t felt sinceforever. Pain.
JOE
Chew? Toby Chew? No.
MR. PINK
It hurts. It hurts her. Itshouldn’t hurt. Her pussy shouldbe Bubble-Yum by now. But whenthis cat fucks her, it hurts. Ithurts like the first time. Thepain is reminding a fuck machine what is was like to be a virgin.Hence, «Like a Virgin.»
The fellas crack up.
JOE
Wong?
MR. PINK
Fuck you, wrong. I’m right! Whatthe fuck do you know about itanyway? You’re still listening toJerry-fucking-Vale.
JOE
Not wrong, dumb ass, Wong! Youknow, like the Chinese name?
Mr. White snatches the address book from Joe’s hand. Theyfight, but they’re not really mad at each other.
MR. WHITE
Give me this fucking thing.
JOE
What the fuck do you think you’redoin? Give me my book back!
MR. WHITE
I’m sick of fuckin hearin it Joe,I’ll give it back when we leave.
JOE
Whaddaya mean, give it to me whenwe leave, give it back now.
MR. WHITE
For the past fifteen minutes now,you’ve just been droning on withnames. «Toby…Toby…Toby…Toby Wong…Toby Wong…TobyChung…fuckin Charlie Chan.» I got Madonna’s big dick outta myright ear, and Toby Jap I-don’t-know-what, outta my left.
JOE
What do you care?
MR. WHITE
When you’re annoying as hell, Icare a lot.
JOE
Give me my book.
MR. WHITE
You gonna put it away?
JOE
I’m gonna do whatever I wanna dowith it.
MR. WHITE
Well, then, I’m afraid I’m gonnahave to keep it.
MR. BLONDE
Joe, you want me to shoot him foryou?
MR. WHITE
Shit, you shoot me in a dream, youbetter wake up and apologize.
NICE GUY EDDIE
Have you guys been listening to K-BILLY’s super sounds of theseventies weekend?
MR. PINK
Yeah, it’s fuckin great isn’t it?
NICE GUY EDDIE
Can you believe the songs theybeen playin?
MR. PINK
No, I can’t. You know what Iheard the other day? «Heartbeat -It’s Lovebeat,» by little Tony De Franco and the DeFranco Family.I haven’t heard that since I wasin fifth fuckin grade.
NICE GUY EDDIE
When I was coming down here, I wasplayin it. And «The Night theLights Went Out in Georgia» cameon. Now I ain’t heard that songsince it was big, but when it wasbig, I heard it a million-trillion times. I’m listening toit this morning, and this was thefirst time I ever realized thatthe lady singing the song, was theone who killed Andy.
MR. BLUE
You didn’t know Vicki Lawrence killed the guy?
NICE GUY EDDIE
I thought the cheatin wife shotAndy.
MR. BLONDE
They say it in the song.
NICE GUY EDDIE
I know, I heard it. I musta zonedout whenever that part came onbefore. I thought when she saidthat little sister stuff, she wastalkin about her sister- in-law,the cheatin wife.
JOE
No, she did it. She killed thecheatin wife, too.
MR. PINK
You know the part in «Gypsies,Tramps and Theives,» when she says»Poppa woulda shot his if he knewwhat he’d done?» I could neverfigure out what he did.

LA VERSION DE TARANTINO

Los incondicionales de Oliver Stone, siempre han sostenido que fue el quien dotó de verdadero sentido a la película, y que el guión escrito por Quentin Tarantino, no reflejaba la atmosfera ni la violencia que caracterizó la versión final de NATURAL BORN KILLERS.

Tarantino se quejo del resultado final, lo filmado por Stone, le parecía, desnaturalizaba su trabajo, y no quisó ser acreditado en la película. Así que cuando hace unos días encontre el texto del guión, pensé que la mejor forma de alentar la discusión, es leyendo el script original de Tarantino, compararlo con la película, y juzgar cual fue el elemento más importante.

LOU REED: un dia perfecto para

contar trenes

El album Transfomer (1972), contiene quizás las más bellas canciones interpretadas por Lou reed en solitario, sin lugar a dudas esta en un momento de gracia, y detrás de cada una de las frases que va arrastrando entre la música, pareciera querer decirnos, que después de todo, vale la pena seguir mirando el mundo, que aún hay cosas por descubrir, que nuestras historias, por sórdidad, anónimas o poco edificantes, también merecen ser contadas.

y que en determinadas circunstacias, las cosas pueden verse distintas, y en ocasiones es mejor verlas así, aunque sea por una mínima fracción de tiempo, aunque no sea verdad.

Sin embargo para toda una generación, Lou siempre cantó sobre el fracaso, con ironía pero sin pausa. Para algunos otros, el es el reflejo de quien prefirió seguir en los extramuros, que desafió las convenciones, y a quien no le importó la fama. En realidad hay un Lou para cada uno de sus admiradores, y eso no es completamente malo.

A perfect Day es una canción maravilllosa sobre lo que uno quiera, sobre la perfecta vida gris de cualquiera y eso le pareció a Danny Boyle que incluyó el tema como parte de la banda sonora de Trainspotting, película basada en el libro del mismo nombre con el que en 1993 Irvine Welsh sorprendió a la crítica. Un libro que busca retratar las vidas de unos desadaptados (Mark Renton, Sick boy, Tommy, Spud, Begbie) que viven en una escocia apocalíptica, a la espera de un golpe de suerte y que en el camino se administrarán todas las drogas posibles, como mecanismo de defensa frente a una realidad que los agrede, que los excluye, que los ha privado de un rol en el mundo.

El libro fue un retrato de una generación sin oportunidades y con la que más de uno, con menor o mayor grado de violencia se puede identificar. Una decada despúes deberíamos revisar nuevamente la novela, preguntarnos que pasó desde entonces.

Por mi parte hoy volví a ver la película, y sí, aún me resulta tan divertida, tan caótica y acelerada, y a pesar de las traiciones , siempre podremos tener un día perfecto…

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Lou Reed
Transformer (1972)

Perfect Day
Just a perfect day,
Drink Sangria in the park,
And then later, when it gets dark,
We go home.Just a perfect day,
Feed animals in the zoo
Then later, a movie, too,
And then home.

Oh it’s such a perfect day,
I’m glad I spent it with you.
Oh such a perfect day,
You just keep me hanging on,
You just keep me hanging on.

Just a perfect day,
Problems all left alone,
Weekenders on our own.

It’s such fun.
Just a perfect day,
You made me forget myself.
I thought I was someone else,
Someone good.

Oh it’s such a perfect day,
I’m glad I spent it with you.

Oh such a perfect day,
You just keep me hanging on,
You just keep me hanging on.

You’re going to reap just what you sow,
You’re going to reap just what you sow,
You’re going to reap just what you sow,
You’re going to reap just what you sow…

LA SOLEDAD SEGÚN SOFIA

Estoy seguro que más de uno la recuerda cayendo abatida de un balazo que iba dirigido a su padre, deslizandose por las escaleras, es el trágico final del Padrino III, sabiamos que era hija del director, y que esa, experiencia, la de ser actriz, nunca le agradó del todo.

Unos años despúes, reapareció como directora con «Virgenes Suicidas», una novela del mismo nombre, que cuenta la historia de unas hermanas que van suicidándose, producto de la represión familiar, o de su poca capacidad para adaptarse a las tensiónes de la adolescencia.

Pero es «Lost in Traslation», es hasta ahora su trabajo más relevante, y no sólo como directora, sino como guionista, el año pasado incluso obtuvo un oscar al mejor guión original.

Guion de Lost In Traslation (Sofia Coppola)

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