¿El Porqué de las cosas?

Hace años, muchos años,  tuve un blog del mismo nombre, ya había olvidado la necesidad de decir cosas que a nadie más pueden importale, sin embargo hace unas noches volví a leer a Raymond, y aún me siento como el personaje de un largo adiós, eso y otras cosas me tienen aquí de nuevo, con más años, otras historias, y la misma necesidad de compartir.

Pd: Una línea de Chandler, la misma línea inspiro esta novela de Soriano, que siempre aliento a leer o releer, nunca deja de ser divertida.

Pd. Hoy descubrí que tenía otro blog, osea este blog, que abandone  no recuerdo cuando, es decir la segunda vez que digo que inició, no se si sea verdad, pero supongo que esta casualidad, sobre lo que ya había olvidado es una señal (no importa el qué o el cómo).

Un punto de partida

Debería haber dicho esto antes, pero no encontraba la forma de decirlo, o simplemente la vida me alejó tanto de las cosas que disfrutaba tan profundamente, como compartir cosas de aquí y de allá, que por algún motivo, el tiempo y la desidia se encargaron por la vía de los hechos de refrendar lo que no hicieron las palabras.

Hace unas semanas, quizás nadie lo noto, este blog desapareció, fue borrado, y esa fue para mi una señal que algo más debía haber antes del acto final, por lo pronto, recuperar un trozo de mi memoria que se funde con cada una de las entradas que aquí publique a través de los años, siento que me queda muy poco que decir por esta esquina, si les provoca, si les sobra el tiempo y la curiosidad, si el azar lo permite, quizás nos encontremos en el otro lado del espejo, para todos los que me acompañaron y encuentren esta botella flotando en el mar de las letras, solo me queda decirles adiós y gracias.

Para todos quienes descubren esto por primera vez, solo me queda decir, bienvenidos.

Hasta siempre Facundo, hasta después…

Hay cosas que no tienen explicación o que quizás no la merezcan, la muerte es una de ellas, la muerte súbita y brutal, la muerte premeditada y por arrebato sobre todo; como no hay mucho que pueda ahora decir, mejor sólo dejo constancia de mi incapacidad por entender esta locura, este mundo donde ya nada parece importarle al prójimo, un mundo sin sentido del humor, donde los trovadores son una raza extinta, y las canciones siempre serán malas compañias para quienes le temen a la diferencia; un mundo peligroso sin duda, es la vida que nos ha tocado y sólo nos queda vivirla.


Sólo un asesinato: un Thompson ineludible

Hay escritores que sólo tienen una forma de decir las cosas, las dicen de la forma más simple y directa posible, las dicen desde la primera persona, desde el testimonio directo de sus personajes, desvelando sus miedos y titubeos, regocijándose en sus miserias, mostrando allí donde otras apenas se atreverían a una edulcolorada descripción, ese es el tipo de escritor que Jim Thompson es.

Ya me simpatizaba cuando me cruce el mito aquel de que es posible escribir una novela en dos semanas: solo basta con veinte horas de trabajo y abundante alcohol para atizar la imaginación. Me simpatiza más ahora luego de terminar de leer, Sólo un asesinato, en una cuidada reedición que es una ironía, y una injusticia, el tipo se murió convencido de su genio pero rodeado de la miseria que genera el ser un incomprendido.

La novela está inspirada en los años 40, pero como pasa con los relatos de los maestros la gran novela negra, eso es lo que menos se nota, no hay decorados ni ambientación, lo que nos da Thompson es acción pura desde la primera línea.



Asistimos al afiebrado relato de Joe Wilmot, un buscavidas que a base de astucia y pocos remilgos termina convertido en un empresario cinematográfico, en un equilibrio entre una vida aburrida y sedentaria, y el ejercicio de su ingenio brutal para liar a los demás. Una cosa lleva a la otra, y Wilmot no tiene mejor idea para resolver sus problemas (que aquí no les contaremos cual para que no nos culpen de revelarles lo que sucede en una novela que aún no hayan leído) mediante un fraude de seguros.

El mecanismo para aprueba de cualquier ejercicio lógico, sólo necesita un asesinato, a partir de ese punto, el narrador no se guarda ninguna de sus dudas, asistimos al espectáculo de su caída, sin sospechar en el giro final, como una mente criminal tan aguzada puede dejar escapar algunos detalles, como las inconsistencias pue derrumbar cualquier estructura.

Thompson es un indispensable, no hay nada más que decir.

Mirando: The killer inside me

Una película basada en un libro es siempre un problema, no sólo por la fidelidad o no al texto de la novela, sino y mucho más importante si se rescata el espíritu del original. En el caso de The Killer inside me, el director, sin demasiadas pretensiones, tiene el buen gusto de respetar las premisas originales, en especial de no asustarse por la violencia de la novela de Jim Thompson, la violencia es el eje de las relaciones entre los personajes, la que demarca una línea entre subyugados y subyugadores, por eso no importa tener claro desde el principio quien es el asesino, no se trata de una novela de búsqueda, sino de un subgénero que explora en la psicología del personaje, que retrata las motivaciones y la forma de actuar del asesino.

Quizás ese sea el elemento que le otorga un ritmo especial a la narrativa de la película, las cosas suceden desde las perspectiva del asesino, el trabajo de Casey Affleck es bastante efectivo, y aunque es una buena actriz, nunca llega convencer en su papel de prostituta. Por el contrario Kate Hudson, aunque en un papel menor, resalta en sus pocas escenas.


La premisa de la narración es simple, un ayudante de Sheriff es comisionado para desalojar de una prostituta del pueblo, estamos en los años cincuenta, el conocerla y ser confrontado por esta será el detonante para que Lou Ford descubra que detrás de una infancia conflictuada, aún residen en él impulsos no atendidos, venganzas no resueltas, y en especial un desprecio por el resto que justifican su actuar extrañamente desapasionado, para él la muerte es un trámite, y asesinar a alguien un modo de resolver sus malestares. Quizás el punto más flojo de la película sea la escena final a la que se pretendió dotar de un extraño romanticismo, y sin embargo termina siendo un mero guiño para los espectadores, una forma de dulcificar la experiencia, como si las películas tuvieran que ser fáciles y cuando no, solo quedará disculparse.

Desvelos

Mirando una repitición de Entourage encuentro que Sasha Grey, la musa de tantos incomprendidos, ha incluido en su ya atestada agenda de pornqueen, una incursión en la séptima temporada de la serie, en donde, para sorpresas, hace de ella misma, lo que resulta más complicado de lo que pudiera parecer.


al final del día quien es Sasha? que esta buscando realmente?. esta claro que no es una ex-extrella porno que busca reciclarse en una nueva vertiente laboral, por lo general con escaso éxito, sino de una starlet de fulminante carrera que en poco tiempo se ha convertido en una presencia dominante en el cine para adultos, y que con gran fluidez ha aparecido en vídeos musicales, cortos, campañas de PETA, una peli de Sodebergh, talkshows, y portadas de revistas, alimentando esa imagen de fuerza inclasificable que la hace tan especial.


Así que me desveló contemplando un extraño talento difícil de descifrar, no se trata sólo de esa contradicción entre su apariencia frágil y la energía interminable que proyecta, sino su capacidad de mimetizarse en mucha cosas y no ser ninguna, como estos tiempos, que parecen cada vez más, las escenas desechadas de un film de terror realmente malo.