Mirando: The killer inside me

Una película basada en un libro es siempre un problema, no sólo por la fidelidad o no al texto de la novela, sino y mucho más importante si se rescata el espíritu del original. En el caso de The Killer inside me, el director, sin demasiadas pretensiones, tiene el buen gusto de respetar las premisas originales, en especial de no asustarse por la violencia de la novela de Jim Thompson, la violencia es el eje de las relaciones entre los personajes, la que demarca una línea entre subyugados y subyugadores, por eso no importa tener claro desde el principio quien es el asesino, no se trata de una novela de búsqueda, sino de un subgénero que explora en la psicología del personaje, que retrata las motivaciones y la forma de actuar del asesino.

Quizás ese sea el elemento que le otorga un ritmo especial a la narrativa de la película, las cosas suceden desde las perspectiva del asesino, el trabajo de Casey Affleck es bastante efectivo, y aunque es una buena actriz, nunca llega convencer en su papel de prostituta. Por el contrario Kate Hudson, aunque en un papel menor, resalta en sus pocas escenas.


La premisa de la narración es simple, un ayudante de Sheriff es comisionado para desalojar de una prostituta del pueblo, estamos en los años cincuenta, el conocerla y ser confrontado por esta será el detonante para que Lou Ford descubra que detrás de una infancia conflictuada, aún residen en él impulsos no atendidos, venganzas no resueltas, y en especial un desprecio por el resto que justifican su actuar extrañamente desapasionado, para él la muerte es un trámite, y asesinar a alguien un modo de resolver sus malestares. Quizás el punto más flojo de la película sea la escena final a la que se pretendió dotar de un extraño romanticismo, y sin embargo termina siendo un mero guiño para los espectadores, una forma de dulcificar la experiencia, como si las películas tuvieran que ser fáciles y cuando no, solo quedará disculparse.

Desvelos

Mirando una repitición de Entourage encuentro que Sasha Grey, la musa de tantos incomprendidos, ha incluido en su ya atestada agenda de pornqueen, una incursión en la séptima temporada de la serie, en donde, para sorpresas, hace de ella misma, lo que resulta más complicado de lo que pudiera parecer.


al final del día quien es Sasha? que esta buscando realmente?. esta claro que no es una ex-extrella porno que busca reciclarse en una nueva vertiente laboral, por lo general con escaso éxito, sino de una starlet de fulminante carrera que en poco tiempo se ha convertido en una presencia dominante en el cine para adultos, y que con gran fluidez ha aparecido en vídeos musicales, cortos, campañas de PETA, una peli de Sodebergh, talkshows, y portadas de revistas, alimentando esa imagen de fuerza inclasificable que la hace tan especial.


Así que me desveló contemplando un extraño talento difícil de descifrar, no se trata sólo de esa contradicción entre su apariencia frágil y la energía interminable que proyecta, sino su capacidad de mimetizarse en mucha cosas y no ser ninguna, como estos tiempos, que parecen cada vez más, las escenas desechadas de un film de terror realmente malo.