Pedro Salinas: dos poemas

Español y poeta en una época en que ambas cosas eran sumamente dificiles, hoy es parte de los libros de texto escolares y a veces ni eso, se le menciona como parte de la generación del 27, pero nunca queda claro que significa eso; lo ha sobrevivido su poesía, y aunque de él pocas cosas recordemos, de sus versos absolutamente modernos, siempre habrá algo nuevo que decir.

Underwood Girls

Quietas, dormidas están,
las treinta, redondas, blancas.
Entre todas
sostienen el mundo.
Míralas, aquí en su sueño,
como nubes,
redondas, blancas, y dentro
destinos de trueno y rayo,
destinos de lluvia lenta,
de nieve, de viento, signos.
Despiértalas,
con contactos saltarines
de dedos rápidos, leves,
como a músicas antiguas.
Ellas suenan otra música:
fantasías de metal
valses duros, al dictado.
Que se alcen desde siglos
todas iguales, distintas
como las olas del mar
y una gran alma secreta.
Que se crean que es la carta,
la fórmula, como siempre.
Tú alócate
bien los dedos, y las
raptas y las lanzas,
a las treinta, eternas ninfas
contra el gran mundo vacío,
blanco en blanco.
Por fin a la hazaña pura,
sin palabras, sin sentido,
ese, zeda, jota, i…

Poema dadaísta

La niña llama a su padre:
«Tatá, dadá».
La niña llama a su madre:
«Tatá, dadá».
Al ver las sopas,
la niña dijo:
«Tatá, dadá».
Igual al ir en tren,
cuando vio la verde montaña
y el fino mar.
«Todo lo confunde», dijo
su madre. Y era verdad.
Porque cuando yo la oía
decir: «Tatá, dadá»,
veía la bola del mundo
rodar, rodar,
el mundo todo una bola,
y en ella papá, mamá,
el mar, las montañas, todo
hecho una bola confusa;
el mundo: «Tatá, dadá».

Hubert Selby: Porque continuo escribiendo

Este artículo aparecio en el L.A. Weekly hace unos años y el propio Selby revela el porque de su urgencia, y su necesidad de escribir, cuenta algunas cosas de su vida, revel que escribia despues del trabajo y que Last exit le tomó seis años de su precaria vida, como me parece un trabajo fundamental para entender la poética del escritor, lo reproduzco tal cual.

Why I Continue To Write

Thirty-five years after Last Exit to Brooklyn

By Hubert Selby Jr.
Wednesday, February 24, 1999 – 12:00 am
I started writing because I wanted to do something with my life before I died. I still do.

I went into the hospital in 1946, with advanced tuberculosis, and altogether I spent three and a half years in the hospital. By the time I got out I had had 10 ribs removed, one lung collapsed, a piece of the other one removed, and there were some severe complications from an experimental drug that was used to keep me alive. During these years I was given up for dead several times. One doctor told me that I could not live, I just didn’t have enough lung capacity, and I should just go home and sit quietly and I would soon be dead. Now, I am blessed with a rotten attitude, and my response to statements of this nature is, Fuck you, no one tells me what to do!

Anyway, I was sitting at home and had a profound experience. I experienced, in all of my Being, that someday I was going to die, and it wouldn’t be like it had been happening, almost dying but somehow staying alive, but I would just die! And two things would happen right before I died: I would regret my entire life; I would want to live it over again. This terrified me. The thought that I would live my entire life, look at it and realize I blew it forced me to do something with my life. This did not make me a writer, but provided the incentive to discover that I am a writer.

I wrote every night after work, struggling to learn how to write, and at the end of six years Last Exit to Brooklyn was finished. In 1964, thanks to Barney Rosset and others at Grove Press, Last Exit became a huge success. There were interviews, articles, photographs, all manner of publicity (positive and negative), and it was all very intimidating. What was frightening was the responsibility. I was unaware of this at the time, but in retrospect I can see that it was relatively easy to write when no one knew I was alive. The world had no expectations. But when the world is watching you, and you believe, in your heart, that you are really worthless and someday they will find out, the pressure is unbearable. I simply withdrew into a shell, and didn’t write for six years.

And then I began writing again. Since Last Exit I have published five books, and my life has gone through many changes. In 1988, the movie version of Last Exit once again brought a lot of attention. This was followed by more obscurity, broken occasionally by my association with Henry Rollins. The strange thing about all this is that I am still here, and periodically I publish another book.

Unfortunately, a great deal of my energy is expended in just staying alive, which doesn’t leave much for the other things. Yet I do keep writing whenever possible. Writing, like any art, is a continuing process of discovering the infinite possibilities of Life. A blank piece of paper can be terrifying. It can also be exciting when ideas, images and sounds come together and sing off the page. For me there is no other experience like it. When I just touch the keyboard a part of me comes to life that at one time I did not know existed.

Being an artist doesn’t take much, just everything you got. Which means, of course, that as the process is giving you life, it is also bringing you closer to death. But it’s no big deal. They are one in the same and cannot be avoided or denied. So when I totally embrace this process, this life/death, and abandon myself to it, I transcend all this meaningless gibberish and hang out with the gods. It seems to me that that is worth the price of admission.

Hubert Selby Jr.’s most recent book, The Willow Tree, is available from Marion Boyars Publishers. (…)»

Calamaro, made in argentina

Finales del 2005 y Andres Calamaro frente a una audiencia desatada, apenas vence su timidez entre canción y canción, para regalarnos algunas frases sueltas, arengas para hacernos sonreir, el no es perfecto y no intenta ocultarlo, no sabe bien que hace allí, no tiene claro lo que debe decir, pero cuando canta toda esa sensación de que es demasiado austero se acaba.

El Calamaro que despierta pasiones y rencores, el que se perdió en el laberinto de su soledad, que colgaba canciones inéditas en su página web, el que estaba subido a las drogas tan alto que ya le habían perdido la pista, el de los rodriguez y de los abuelos de la nada, si el mismo sujeto, el que se pelió con medio mundo y se largo a un autoexilio lejos de la argentina, el mismo que volvió sin invitación, el que quizó cantar tangos y sacó un disco de covers, el genio, el loco, el que Calamaro imprescindible, todos esos se dan cita en un puñado de canciones para nunca olvidar: Te quiero igual, mil horas, la parte de adelante, clonazepan y circo, alta suciedad, maradona, no se puede vivir del amor, flaca, sin documentos; son los puntos más altos de un DVD en el que apenas se intercala tomas del público y la interpretación de canciones, todo lo demás sale sobrando.

It/ll Be Better Tomorrow: Selby en documental

El 26 de abril del 2004 murió para siempre Hubert Selby Jr. (cubbie para los amigos) 79 minutos que han sido estrenados en premiere en julio de este año en New York y que recompone la versión que sus amigos y algunas personajes que trabajaron con el tiene de Selby, quizás la mejor parte son las propias intervenciones de Selby, grabado en diversos momentos del final, lo más sobrecogedor quizás, las imagenes que nos lo muestran en su departamento, con unas mangueritas que lo ayudaban a respirar. La película nunca llegará a esta parte del mundo, pero si estan interesados, pueden ir a la página web de la película.

Trailer del documental sobre la vida de Selby

Hubert Selby escribe…

«…Tralala todavía hacía dar saltos a sus tetas en las palmas de la mano volviéndose a todos, cuando dos o tres la arrastraron a la puerta por el brazo y ella gritó a Jack que viniera y que follaría con él como le apereciera y no como aquella cacatúa con la que estaba y alguien gritó allá vamos, y arrastraron a Tralala escalones abajo y se hizo daño en los tobillos y gritó pero los tipos seguían tirando de ella por el brazo y Jack y Fred seguían agarrados a la barra muertos de risa y Ruthy se quitó el mandil antes que pasar algo que les estropease el plan y los diez o quince borrachos arrastraron a Tralala hasta un coche abandonado en un descampado de la esquina de la calle cincuenta y siete y le arrancaron la ropa y la empujaron dentro y unos cuantos se pelearon para ver quién iba a ser primero y por fin se formó una especie de cola y todos gritaban y reían y alguien gritó a los chicos que estaban al final de la cola que fueran a por cerveza y fueron y volvieron con latas de cerveza que se pasaban unos a otros y los que estaban en El Griego vinieron a ver y otros chicos del vecindario también miraban y esperaban, y Tralala gritaba y les pegaba con las tetas en la cara cuando se le acercaban y las cervezas circulaban y los chicos dejaban el coche y volvían a la fila, y tomaban unas cervezas y volvían a esperar su turno y vinieron más tipos del Willies y alguien llamó al cuartel y aparecieron má marineros y sorchis y trajeron más cerveza del Willies y Tralala bebía cerveza mientras se la follaban y alguien preguntó si llevaban la cuenta y la espalda de Tralala estaba sucia y sudorosa y los tobillos le dolían por culpa del sudor y la porqueria en las heridas que se había hecho en los escalones y cerveza y sudor goteaban de la cara de los tipos en la suya pero seguía gritando que tenía el par de tetas más grandes del mundo y alguien le contestó claro que sí, guapa, y el culo, y vinieron más, cuarenta, puede que cincuenta y se la follaban y volvían a la cola y tomaban unas cervezas y gritaban y reían y alguien gritó que el coche apestaba a coño, así que sacaron a Tralala y el asiento del coche y la tumbaron en el suelo y se quedó allí desnuda encima del asiento y sus sombras ocultaban sus granos y arañazos y ella bebía y se tocaba las tetas con la otra mano y alguien le aplastó la lata de cerveza en la boca y todos se rieron y Tralalale insultó y escupió un trozo de diente…»

Hubert Selby, Ultima salida para Brooklyn

Hubert Selby Jr, las portadas de un sobreviviente

Tenía todos los boletos para morirse, pero su ánimo de tener una vida postergó hasta lo indecible, lo que más de un médico le dijo a lo largo de su vida, que simplemente no había nada que hacer, que su vida se acababa.

Sobrevivió a una juventud dedicada a la marina mercante, a la tuberculosis, a la frustración de no encontrar un espacio en la sociedad, a tener el sistema respiratorio colapsado y a su abuso de una vida prestada.

Hubert Selby es un portentoso escritor, uno de los más grandes escritores norteamericanos de la posguerra ocultó en la miseria del mundo de ninguna parte. Un convencido que tenía cosas que decir, y que el pedazo de infierno en el que vivia y veia pasar por su día a día merecía ser retratado.

Entonces escribió un libro tan complicado y demoledor como Ultima salida para Brooklyn, un libro prohibido en inglaterra en su momento, llenó de personajes memorables, crudos y por momentos imposibles para gente demasiado sensible (como el dirigente sindical que descubre su homosexualidad, o la historia de la prostituta Tralala), todos interactuando en un espacio que los vincula y que convierte en esos retratos en parte de algo, de una novela que puede ser abordada desde cualquiera de sus partes, y que siempre nos conducirá a la misma conclusión.

Como es dificil que en ámbito académico alguien te recomiende sus libros, me pase por la universidad sin que nadie jamás lo mencionará, fue la película Requiem por un sueño, la que me introdujó en ese universo de seres que llevan su vida de aislamiento hasta el extremo, el retrato de Selby sobre los adictos nunca se me olvidaría, por ello me llamaba la atención que se refirieran como el autor de Last exit to Brooklyn, el título me llamó la atención, y es uno de los libros más impresionantes que he leido la última década,

Debió haberse muerto antes de escribir nada, pero se paso toda la vida sobreviviendo y eso nunca se lo dejaremos de agradecer.










The Black Dhalia: una gran historia terriblemente mal contada

Hace tiempo que una película no me despertaba tantas expectativas, desde mayo por lo menos que esperaba para ver el montaje final de La Dalia negra; que no es sólo una de las mejores novelas de James Ellroy (y posiblemente del género) sino que además, es la ficción en la que su locura del autor queda más expuesta, en donde su obsesión por el asesinato de su madre se trasvasa en la obsesión de dos detectives por la búsqueda de una verdad que no existe, que nunca podrá ser corroborada.

La novela había sido un éxito, y ya existían aproximaciones al mundo de Ellroy desde el cine, así que el trabajo de Brian de Palma iba a tener una serie de puntos de comparación, prometía una gran película y a penas a logrado un largometraje de esos que pululan en ciertos canales de cable para rellenar la programación, en esas horas que se piensan sin audiencia.

El mayor error de De Palma, es la velocidad y el tono de la narración; en donde Ellroy transmite crispación y aceleración en la película todo es de una parsimonia exasperante, y claro podría alegarse que no es buena estrategia utilizar la novela para realizar una lectura sobre la película.

Sin embargo, sino existiera la novela, si solo fuera una recreación de la conmoción que causó en su época el asesinato de Beth Short, tampoco el señor de Palma saldría bien librado. La película es aburrida, sosa y terriblemente pretenciosa. Se trata de un asesinato, de un triangulo amoroso, de un policía corrupto ocultó tras los brillos de su título oficial de héroe, de mujeres capaces de asesinar sin tener en claro el motivo, se trata de los angeles y la construcción de un sueño, y de un asesinato que sólo la pasión o la locura podrían ocasionar: se trata del odio por los demás condensado en el cuerpo de una mujer tirado en un solar abandonado.

Pero nada de eso parece haberle importado a De Palma, se preocupa de los decorados, del vestuario, ja, se preocupa de lo que menos debería importarle, por ello la dirección de cámara parece de un subnormal, no la del director de Snake Eyes, en donde la cámara nunca estaba quieta, o de Carlitos Way donde se regodeaba en el descenso de un personaje salido de prisión que buscaba alejarse de su pasado tormentoso, o de Scarface, donde el mal nos miró a los ojos desde la pantalla del cine y nos pidió quedarnos en silencio y lo hicimos. Esta película parece haber sido filmada por el enemigo de Brian de Palma, y es posible que así sea, no se me ocurre otra cosa.

Y claro, el elenco, todos parecen demasiados buenos, demasiado limpios, demasiado impasibles, apenas se salva Scarlett Johansson que a pesar de su juventud, lográ representar una mujer por la que cualquier hombre sería capaz de matar, y más nada, a los otros ni los nombró, y ojo que hay por allí una doblemente oscarizada que en esta película, se equivocó en grande. Debí haberlo sospechado cuando vi el trailer, y no me quedaba claro de que iba la película, esa era la señal, pero no la ví, espero que ustedes no paguen el mismo descuido.

POST DATA:

Hay un par de post que me gustaría que revisarán, la conclusión es parecida en diferente escala del desastre, pero son lecturas desde otros angulos de la misma película:

en primer lugar el Señor Toldo, y luego Max Renn en Videodrome

MULLHOLLAND DRIVE: conduciendo hacia la pesadilla

Los angeles nunca fue tan inquietante, un montón de lucecillas brillando en una oscuridad inabarcable. David Lynch ya no pretende contarnos una historia, se trata de representar una sensación, la de estar atrapado sin tener ninguna de las respuestas.

Un accidente de automovil que evita un asesinato, o simplente un ejercicio de azar que comienza en una carretera, un serpiante sendero que parecería no conducir a ninguna parte, una mujer desaparecida, una busqueda, un monton de dinero sin origen, y fantasmas apareciendo a lo largo de todo el metraje sin mayor explicacion, un reclamo de silencio, una biografia fracturada, alguien esta soñando, no sabemos bien quien, si la mujer muerta que se descompone en una cama, o si es alguien mas, o si en realidad todo se trata de una pesadilla en la que los roles se intercambian, pero siguen pasando las mismas cosas, y todo eso maravillosamente dirigido por un Lynch que sabe de las preguntas que podria hacerse el espectador, y refunde más las respuestas, porque en sus mundos no todo es causal, no existen reglas sobre el tiempo, porque las ficciones simplemente no existen en ningun parte.


Trailer


Una escena de la película

La musa del caos

La hemos visto en plan lolita en Beautifil Girls robandole camara a Uma Thurman y dejando el olvido a la Sorvino, era la más joven, pero la más inquietante; junto a un asesino implacable de quien intenta ser aprendiz en Leon; algunos la recordarán como la adolescente inestable que funge de hijastra de Al Pacino en Heat y que decide suicidarse en la bañera de un hotel; aunque algunos de seguros la preferirán en su representación de bailarina exótica y desengañada en Closer…;sin embargo yo la prefiero como musa del caos en V de Vendetta….debo decir su nombre? no creo que sea necesario..

Un recuerdo de los noventa

Eran mediados de los noventa, y mi vida parecía no conducirme a ninguna parte (no ha cambiado mucho, pero ya no me preocupa) en aquella época, el día final del año resultaba simbólico, la posibilidad de dejarlo todo atras y comenzar de nuevo, y a pesar de saber que las incumpliría, las mismas promesas, la misma lista de errores año tras año, y sobre todo durante un periodo de tres años, siempre la música de Radiohead, para estar seguro que nada podría estar peor.

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No Surprises