Un accidente llamado Smart People

Smart People, es un accidente en muchos sentidos, es una comedia sombría, de aquellas que te descolocan porque a pesar del género, hay mucho de sarcasmo e ironía, mucho de vidas privadas sin solución, y eso no suele causar risa. Aunque nos encontremos con un Dennis Quaid absolutamente pasado de revoluciones, lleno de tics y fobias, absolutamente reconcentrado en su papel de critico literario medio fracasado que vegeta en una anónima universidad intentando enseñar a leer poesía –vaya tarea más imposible- aunque sin importarle ya nada realmente.

Aunque la película no mantiene un ritmo narrativo parejo a lo largo de su metraje, destaca por las actuaciones individuales de un lado de Ellen Page, acompañada por un brillante Thomas Harden Church, quienes construyen una subtrama que nos regala los mejores momentos de la película.

La película esconde una rabiosa crítica a ciertas conductas sociales, a las exclusiones que se forman por el sistema educativo americano y por la forma de posicionarse en este, a la fragilidad que puede esconder la inteligencia, en como esta puede aislar a unos de otros, de cómo el conocimiento se convierte en una coraza para la supervivencia, en una placebo prescrito para soportar el dolor de vivir en un mundo con reglas que nadie sabe bien donde están escritas.

Se rescata en la película el elegir ese tono narrativo medio sobrio lleno de citas sin mayor anclaje, una suerte de pistas sueltas para los cazadores de datos, y claro la reunión de un grupo de actores que apuestan por utilizar dentro de los límites del formato, un vehiculo para la exageración perturbada, aunque hacia el final existe –es cine comercial y no podía esperarse menos- algunas concesiones que finalmente hacen irregular la película, sin embargo me quedo con la escena inicial, mundo de incomunicados, en donde nadie parece importar, en donde todos somos anónimos, a menos todos los que no hemos sido tocados con el brillo de genialidad.

6.2/10

El planeta Obama

La asunción de Barack Obama ha sido una de las historias dominantes de quizás los últimos doce meses, su rostro se multiplicó de manera global y sus ideas y planteamientos, su aparición en sí, ha significado un cambio para muchos.

Más allá del resultado de su mandato, nos queda la sencación que todavía la humanidad puede albergar sueños colectivos, que la esperanza es una extraña enfermedad que se difunde sin control ni antibiótico posible; en un mundo así aun se puede soñar en cambiar las cosas, la mejor noticia es que, en un mundo así todavía hay historias para contar, aún podemos hacer literatura.

Palahniuk viajando en el tiempo

No se trata del simple pacto narrador / lector, para creernos los que nos cuentan durante un rato, para hacer del ejercicio de la lectura un hecho placentero, nada de eso pasa aqui, Palahniuk no nos da tiempo para eso, odiaremos la novela desde las primeras cinco lineas y el libro terminara en el cesto de basura, por inleible, por aburrido, por ser conceptualmente tedioso para todo aquel que quiera saber de que va la historia sin tener que leer las catorce ultimas paginas, y es que el libro supone un lector dispuesto a explorar, a realizar conjeturas, a buscar respuestas, a no perderse entre choques, autoinmolaciones y viajes al pasado para eliminar lo que a cada uno hace ser lo que es…los Padres.

La historia es una alucinacion masiva, una busqueda colectiva por heroes que ya no existen, por la redencion y la diferencia, es tambien una parabola apocaliptica sobre el fin de la humanidad, sobre como las cosas se han podido ir tanto de las manos que un simple evento ejecutado por un individuo, del que todos nos hablan pero de quien nunca estaremos seguros si en realidad estuvo alli marcara en absoluto a todos sus contemporaneos.

Pero es eso o un simple ejercecio de C.P. por intentar sorprender a los lectores con una estructura narrativa caotica que termina por imponerse a la propia historia, ese quizas es el mayor fallo de la novela, lo que hace que nunca terminemos convencidos por la historia, lo que repelera a la mayoria, lo que hace pensar a algunos que el caos no puede narrarse y que cualquier intento esta condenado al fracaso.

5/10

Reciclaje experience o la balada perdida de Agustin Fernandez Mallo

Si alguien en algún ignoto momento de los noventa tuvo el resquemor de pronunciar el terminillo «literatura pop» sin parecer políticamente incorrecto, o no tuvo otra reacciòn frente a los primero libros de Lòriga de afirmar que eso era la modernidad, pues ahora tendrá que pensarse no sòlo lo que dijo sino las dudas que no compartió con nadie.

Y es que esta novela prueba sin refutaciones que se puede hacer una extremadamente mala novela sobre la nada y pasar por filosòfico, under y posmoderno; o si me lo vuelvo a pensar, se puede fabricar un estridente artefacto lisèrgico, darle forma de libro y pretender que todos halllemos nuestro libro del verano.

Inmerso en una maquinaria publicitaria tan chirriante como su prosa, Fernandez Mallo ha sido eregido por la prensa -de quien todo se espera- en el abanderado de una generación de ignotos más por necesidades de renovación editorial que por algún otro mérito a la que incluso se llama genración «Nocilla».

Y decir que quien escribe la contraportada del libro en un absoluto trip asocia el libro con inflencias de Perèc, Jarmusch o el cine de Francis Ford Coppola, el libro no si no una mala traducción o quizás un aggiornamiento de historias residuales ya escritas, de pelìculas de telecable que nadie repone y de algunos ejercicios literarios de talleres universitarios que al otro lado del mundo fantasean con una literatura en la que ante la falta de ingenio, pueda sostenerse sin tener nada interesante que decir.

En realidad este es un alevoso crimen contra el ecosistema, después de la última frase sólo me quedo pensando en los àrboles que tuvieron que talarse para producir este esperpento.

3/10

Junot Diaz y la maravillosa historia de la desgracia

La vida puede ser como una película luminosa, llena de escenas memorables, diálogos casi perfectos y personajes, a los que de antemano sabemos nada puede salirles mal, pero también hay de las otras, de las grises y sin futuro, las que rebasan de frustraciones y espanto por el día siguiente, las que son parte de una cadena de errores, de la herencia de una familia, esa pequeña tribu indisoluble que nos hace a todos culpables, y en algunos casos, los más ambiciosos, todo puede remontarse y explicarse a través de la historia de un País y sus Satrapías, un País y su desangre, un País sumido en el caos de la historia y el miedo, pero que sin embargo no pierde su alegría, un poco eso es la Maravillosa Vida Breve de Oscar Wao, la novela con la que Junot Diaz le da un portazo a los que creían que la literatura solo podía ser metaliteratura, que la novela había muerto y que había nada más que contar.

Pero si Junot Diaz nos había sorprendido con ese conciso libro titulado los Boys que
Mondadori tuvo el buen gusto de publicar ya hace bastante tiempo; luego de un silencio prolongado nos regala una novela donde el lenguaje y su musicalidad es ya un personaje, un maravilloso motivo para enfrentar la representación de ese apareamiento cultural que algunos llaman spanglish y que recorre la vida y miseria privada de un fuera de lugar llamado Oscar Wao, el máximo Héroe de los Losers latinos, el Nerd inadaptado por naturaleza, y la historia de la maldición que acompaña a su familia, el fuku que los persigue por el sólo hecho de ser parte de ese extraño País llamado República Dominicana, y que nos lleva a darle una particular mirada al mundo edificado por el régimen de Trujillo y sus efectos, y es una novela de una incesante y no menos dramática búsqueda del amor, todos los personajes lo han buscado de alguna forma, pero nadie como Oscar Wao para haber fracasado de manera tan rotunda, y claro aquí no hay nada que no sea música y lágrima, fiesta y decepción, maravillosa leyenda urbana, o dato histórico, Junot Diaz ha escrito la maravillosa novela que por más de una década han esperado los que aún pensaban que sobre nuestra ámerica hay todavía mucha exhuberancia por
exhibir.

8/10