Dias de miedos antiguos y versos solitarios

Este es un dia que no hubiera querido tener, en realidad el viernes es un dia que hubiera querido borrar si pudiera, pero hoy me levanto y debo continuar, encuentro en dias como estos que los versos de Leopoldo María Panero, son una justificación de todo lo bueno que existe, y del futuro perdido en el labertinto de ninguna parte, son del libro «Guarida de un animal que no existe» :

«De lo negro sale el poema
de los pozos del alma inconfesables

Y la virgen acaricia la cruz
con dedos húmedos de excremento
y es como si un espectro terrible yaciera
aun entre mis dedos
que escriben la página.»

«La piel como el mapa
en blanco de la desesperanza
en la mano sin nadie
el verso sin mañana
escribir para siempre
de que no hay mañana»

«Gusanos arrastran mi nombre
por la inmensa calle del vacío
y rubio es el estiércol
verde el cadáver
en donde sólo la amarillenta ceniza está.»

«Mi memoria arde en la sombra
y quema: quema como la yesca
el martillo de mi memoria
que me dice que no soy, ni he sido,
que soy como alguien escupido
en los labios del presente.»

«La flor sucia de la vida
cae al suelo, y pregunta
a Dios por qué existo.»

Panero sobre Panero

 


Para ser viernes, y por ser un dìa tan frio y grIs, no hay nada mejor que una imaginaciòn desbordada lo suficientemente poderosa para transportarnos a otro lugar, dar el salto al vacio no se trata de miedos, sino de fe, en lo inescrutable, en lo inesperado, de igual manera los poemas de Panero nos conducen por vìas intransitadas, llenas de melancolìa y de ecos que al agolparse deforman el sentido de las palabras, pero no importa, siempre un verso, serà un mejor lugar para vivir…


Leopoldo Maria Panero

 

Leopoldo Marìa Panero: un habitante de los extramuros

Encontré en Youtube, un documental, de una extensa conversaciòn, aunque deberìa decir monòlogo, de Leopoldo Marìa Panero, este extraño habitante de un manicomio en mondragòn a quien acusan de estar loco, y que ha construido un personaje inexpugnable, el ùltimos de los malditos quizàs, un súbdito del siglo 19, nacido en el lugar y tiempo equivocado, dentro del que habita prisionero uno de los mejores poetas españoles del siglo que tèrmino y del ahora abordamos. Les dejo algunos poemas….y luego el documental

LA CANCIÓN DEL CROUPIER DEL MISSISSIPI

Canción pirata

Fumo mucho. Demasiado.
Fumo para frotar el tiempo y a veces oigo la radio,
y oigo pasar la vida como quien pone la radio.
Fumo mucho. En el cenicero hay
ideas y poemas y voces
de amigos que no tengo. Y tengo
la boca llena de sangre,
y sangre que sale de las grietas de mi cráneo
y toda mi alma sabe a sangre,
sangre fresca no sé si de cerdo o de hombre que soy,
en toda mi alma acuchillada por mujeres y niños
que se mueven ingenuos, torpes, en
esta vida que ya sé.
Me palpo el pecho de pronto, nervioso,
y no siento un corazón. No hay,
no existe en nadie esa cosa que llaman corazón
sino quizá en el alcohol, en esa
sangre que yo bebo y que es la sangre de Cristo,
la única sangre en este mundo que no existe
que es como el mal programado, o
como fábrica de vida o un sastre
que ha olvidado quién es y sigue viviendo, o
quizá el reloj y las horas pasan.
Me palpo, nervioso, los ojos y los pies y el dedo gordo
de la mano lo meto en el ojo, y estoy sucio
y mi vida oliendo.
Y sueño que he vivido y que me llamo de algún modo
y que este cuento es cierto, este
absurdo que delatan mis ojos,
este delirio en Veracruz, y que este
país es cierto este lugar parecido al Infierno,
que llaman España, he oído
a los muertos que el Infierno
es mejor que esto y se parece más.
Me digo que soy Pessoa, como Pessoa era Álvaro de Campos,
me digo que estar borracho es no estarlo
toda la vida, es
estar borracho de vida y no de muerte,
es una sangre distinta de esa otra
espesa que se cuela por los tejados y por las paredes
y los agujeros de la vida.
Y es que no hay otra comunión
ni otro espasmo que este del vino
y ningún otro sexo ni mujer
que el vaso de alcohol besándome los labios
que este vaso de alcohol que llevo en el
cerebro, en los pies, en la sangre.
que este vaso de vino oscuro o blanco,
de ginebra o de ron o lo que sea
– ginebra y cerveza, por ejemplo –
que es como la infancia, y no es
huida, ni evasión, ni sueño
sino la única vida real y todo lo posible
y agarro de nuevo la copa como el cuello de la vida y cuento
a algún ser que es probable que esté
ahí la vida de los dioses
y unos días soy Caín, y otros
un jugador de poker que bebe whisky perfectamente y otros
un cazador de dotes que por otra parte he sido
pero lo mío es como en «Dulce pájaro de juventud»
un cazador de dotes hermoso y alcohólico, y otros días,
un asesino tímido y psicótico, y otros
alguien que ha muerto quién sabe hace cuánto,
en qué ciudad, entre marineros ebrios. Algunos me
recuerdan, dicen
con la copa en la mano, hablando mucho,
hablando para poder existir de que
no hay nada mejor que decirse
a sí mismo una proposición de Wittgenstein mientras sube
la marea del vino en la sangre y el alma.
O bien alguien perdido en las galerías del espejo
buscando a su Novia. Y otras veces
soy Abel que tiene un plan perfecto
para rescatar la vida y restaurar a los hombres
y también a veces lloro por no ser un esclavo
negro en el sur, llorando
entre las plantaciones!
Es tan bella la ruina, tan profunda
sé todos sus colores y es
como una sinfonía la música del acabamiento,
como música que tocan en el más allá,
y ya no tengo sangre en las venas, sino alcohol,
tengo sangre en los ojos de borracho
y el alma invadida de sangre como de una vomitona,
y vomito el alma por las mañanas,
después de pasar toda la noche jurando
frente a una muñeca de goma que existe Dios.
Escribir en España no es llorar, es beber,
es beber la rabia del que no se resigna
a morir en las esquinas, es beber y mal
decir, blasfemar contra España
contra este país sin dioses pero con
estatuas de dioses, es
beber en la iglesia con música de órgano
es caerse borracho en los recitales y manchas de vino
tinto y sangre «Le livre des masques» de Rémy de Gourmont
caerse húmedo babeante y tonto y
derrumbarse como un árbol ante los farolillos
de esta verbena cultural. Escribir en España es tener
hasta el borde en la sangre este alcohol de locura que ya
no justifica nada ni nadie, ninguna sombra
de las que allí había al principio.
Y decir al morir, cuando tenga
ya en la boca y cabeza la baba del suicidio
gritarle a las sombras, a las tantas que hay y fantasmas
en este paraíso para espectros
y también a los ciervos que he visto en el bosque,
y a los pájaros y a los lobos en la calle y
acechando en las esquinas

***

LA POESÍA DESTRUYE AL HOMBRE…

La poesía destruye al hombre
mientras los monos saltan de rama en rama
buscándose en vano a sí mismos
en el sacrílego bosque de la vida
las palabras destruyen al hombre
¡y las mujeres devoran cráneos con tanta hambre
de vida!
Sólo es hermoso el pájaro cuando muere
destruído por la poesía.

***

SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO

Los hombres del Viet son tan hermosos cuando mueren.
El agua del río, lamiendo sus piernas, hacía más sexual
su ruina.
Luego vinieron las Grandes Lluvias, buscando
la vagina hambrienta de la selva, y todo lo
borraron.

Quedó sólo en los labios la sed e la batalla, para nada,
como baba que cae de la boca sin cerebro.
Hoy
que en el lecho sin árboles ni hojas
con tu lengua deshojas el árbol de mi sexo
y cae toda la noche el semen como lluvia
y cae toda la noche el semen como lluvia, dime
besando suavemente el túnel de mi ano
cueva de la anaconda que aún me marca
los ritmos de la vida, qué era, qué es
qué es un cadáver.

***

PROYECTO DE UN BESO

Te mataré mañana cuando la luna salga
y el primer somormujo me diga su palabra
te mataré mañana poco antes del alba
cuando estés en el lecho, perdida entre los sueños
y será como cópula o semen en los labios
como beso o abrazo, o como acción de gracias
te mataré mañana cuando la luna salga
y el primer somormujo me diga su palabra
y en el pico me traiga la orden de tu muerte
que será como beso o como acción de gracias
o como una oración porque el día no salga
te mataré mañana cuando la luna salga
y ladre el tercer perro en la hora novena
en el décimo árbol sin hojas ya ni savia
que nadie sabe ya por qué está en pie en la tierra
te mataré mañana cuando caiga la hoja
decimotercera al suelo de miseria
y serás tú una hoja o algún tordo pálido
que vuelve en el secreto remoto de la tarde
te mataré mañana, y pedirás perdón
por esa carne obscena, por ese sexo oscuro
que va a tener por falo el brillo de este hierro
que va a tener por beso el sepulcro, el olvido
te mataré mañana cuando la luna salga
y verás cómo eres de bella cuando muerta
toda llena de flores, y los brazos cruzados
y los labios cerrados como cuando rezabas
o cuando me implorabas otra vez la palabra
te mataré mañana cuando la luna salga,
y así desde aquel cielo que dicen las leyendas
pedirás ya mañana por mí y mi salvación
te mataré mañana cuando la luna salga
cuando veas a un ángel armado de una daga
desnudo y en silencio frente a tu cama pálida
te mataré mañana y verás que eyaculas
cuando pase aquel frío por entre tus dos piernas
te mataré mañana cuando la luna salga
te mataré mañana y amaré tu fantasma
y correré a tu tumba las noches en que ardan
de nuevo en ese falo tembloroso que tengo
los ensueños del sexo, los misterios del semen
y será así tu lápida para mí el primer lecho
para soñar con dioses, y árboles, y madres
para jugar también con los dados de noche
te mataré mañana cuando la luna salga
y el primer somormujo me diga su palabra.

***

PAVANE POUR UN ENFANT DÉFUNT

A mi tía Margot

Se diría que está aún en la balaustra del balcón
mirando a nadie, llorando,
Se diría que eres aún visto como siempre
que eres aún en la tierra un niño difunto.
Se diría, se arriesga
el poema por alguien
como un disparo de pistola,
en la noche, en la noche sembrada
de ojos desiertos, los ojos solos
de monstruos. Todos nosotros somos
niños muertos, clavados en la balaustra como por encanto,
como sólo saben esperar los muertos.
Se diría que has muerto y eres alguien por fin,
un retrato en la pared de los muertos,
un retrato de cumpleaños con velas para los muertos.
Pero a nadie le importan los niños, los muertos,
a nadie los niños que viajan solos por el país de los muertos,
y para qué, te dices, abrir los ojos al país de los ciegos,
abrir los ojos hoy,
mañana, para siempre. Era mejor Oeste, tierras vírgenes,
héroes en los ojos
de un cine desesperado, y los dioses que matan a los
hombres feroces,
los dioses más feroces que los hombres
los dioses crueles de la infancia, los dioses
de la inocente crueldad, pensabas que se alimentan de ciegos
y de quienes mendigan su ser en una picaresca sórdida,
si hombres hay, homicida. Pero aventura no hay, lo sabes,
más que por alguien, para alguien, como un poema,
como el riesgo de un vuelo en el aire sin tránsito. Y es por ello
por lo que no hay infancia en el país desierto. Por ello también
por lo que nadie podría jamás sospechar que conservas esa
belleza demente de la infancia, ese furor contra lo útil de tu cuerpo,
y esa mudez en los ojos, esa belleza
sólo vendible al cielo del suicidio, sólo a esos ojos: esa existencia.
Pero la vida sigue como el puente de Eliot,
como un puente de muertos o un flujo
de sombras que se cogen
de la mano ciega en el lodo para saber que están muertos y viven.
Esa vida de la que hablan
en el infierno, entre sí los muertos, los alucinados, los absurdos,
los orgullosos sonámbulos disputando con sangre
una certeza alucinante; es un fuerte dios pardo.
Una basta tragedia que hacen
por navidades, los viejecitos, los difuntos,
con personas de olvido, con máscaras y ritos de otros tiempos,
rótulos de neón y fuegos fatuos: así obra desde entonces,
desde entonces, esa raza
misteriosa que pasa a tu lado sin mirarte o mirarse,
desde entonces, desde el día primero
en que te asomaste con pánico a su delirio. Desde que viven, quizá,
desde que no hay tiempo sino destino y trazo
de vida invulnerable a la decisión de una mirada fuerte.
Quien es visto o quien cae en ese río sordo
es lo mismo, es un muerto
que se levanta día tras día para
mendigar la mirada.
Porque todos llevamos dentro un niño muerto, llorando,
que espera también esta mañana, esta tarde como siempre
festejar con los Otros, los invisibles, los lejanos
algún día por fin su cumpleaños.

***

UN LOCO TOCADO DE LA MALDICIÓN DEL CIELO

Un loco tocado de la maldición del cielo
canta humillado en una esquina
sus canciones hablan de ángeles y cosas
que cuestan la vida al ojo humano
la vida se pudre a sus pies como una rosa
y ya cerca de la tumba, pasa junto a él
una princesa.

Leopoldo Panero 1

Leopoldo Maria Panero (un dia con) parte 2

LEOPOLDO MARÍA PANERO: LA MALDICIÓN DE LA GENIALIDAD

LEOPOLDO MARÍA PANERO, que duda cabe, es un poeta genial, algunos piensan que esta loco, y sospechan que su autoencierro en un manicomio, no es sino una forma de evitar, lo que a la fuerza tendría que ocurrirle, que alguien decida que es peligroso, y que hay que aislarlo del mundo.

Sin embargo, a pesar de las drogas, y de su especial gusto por las bebidas alcohólicas, Panero es un sobreviviente, alguiena quien ya dejó de importarle el mundo, y que esta concentrado en la forma de decir las cosas que le bullen dentro de manera incesantemente. Por ahora una muestra de su poesia, no hara sino comprobar que estamos ante un artista excepcional.


LA CANCIÓN DEL CROUPIER DEL MISSISSIPI

Canción pirata

Fumo mucho. Demasiado.
Fumo para frotar el tiempo y a veces oigo la radio,
y oigo pasar la vida como quien pone la radio.
Fumo mucho. En el cenicero hay
ideas y poemas y voces
de amigos que no tengo. Y tengo
la boca llena de sangre,
y sangre que sale de las grietas de mi cráneo
y toda mi alma sabe a sangre,
sangre fresca no sé si de cerdo o de hombre que soy,
en toda mi alma acuchillada por mujeres y niños
que se mueven ingenuos, torpes, en
esta vida que ya sé.
Me palpo el pecho de pronto, nervioso,
y no siento un corazón. No hay,
no existe en nadie esa cosa que llaman corazón
sino quizá en el alcohol, en esa
sangre que yo bebo y que es la sangre de Cristo,
la única sangre en este mundo que no existe
que es como el mal programado, o
como fábrica de vida o un sastre
que ha olvidado quién es y sigue viviendo, o
quizá el reloj y las horas pasan.
Me palpo, nervioso, los ojos y los pies y el dedo gordo
de la mano lo meto en el ojo, y estoy sucio
y mi vida oliendo.
Y sueño que he vivido y que me llamo de algún modo
y que este cuento es cierto, este
absurdo que delatan mis ojos,
este delirio en Veracruz, y que este
país es cierto este lugar parecido al Infierno,
que llaman España, he oído
a los muertos que el Infierno
es mejor que esto y se parece más.
Me digo que soy Pessoa, como Pessoa era Álvaro de Campos,
me digo que estar borracho es no estarlo
toda la vida, es
estar borracho de vida y no de muerte,
es una sangre distinta de esa otra
espesa que se cuela por los tejados y por las paredes
y los agujeros de la vida.
Y es que no hay otra comunión
ni otro espasmo que este del vino
y ningún otro sexo ni mujer
que el vaso de alcohol besándome los labios
que este vaso de alcohol que llevo en el
cerebro, en los pies, en la sangre.
que este vaso de vino oscuro o blanco,
de ginebra o de ron o lo que sea
– ginebra y cerveza, por ejemplo –
que es como la infancia, y no es
huida, ni evasión, ni sueño
sino la única vida real y todo lo posible
y agarro de nuevo la copa como el cuello de la vida y cuento
a algún ser que es probable que esté
ahí la vida de los dioses
y unos días soy Caín, y otros
un jugador de poker que bebe whisky perfectamente y otros
un cazador de dotes que por otra parte he sido
pero lo mío es como en «Dulce pájaro de juventud»
un cazador de dotes hermoso y alcohólico, y otros días,
un asesino tímido y psicótico, y otros
alguien que ha muerto quién sabe hace cuánto,
en qué ciudad, entre marineros ebrios. Algunos me
recuerdan, dicen
con la copa en la mano, hablando mucho,
hablando para poder existir de que
no hay nada mejor que decirse
a sí mismo una proposición de Wittgenstein mientras sube
la marea del vino en la sangre y el alma.
O bien alguien perdido en las galerías del espejo
buscando a su Novia. Y otras veces
soy Abel que tiene un plan perfecto
para rescatar la vida y restaurar a los hombres
y también a veces lloro por no ser un esclavo
negro en el sur, llorando
entre las plantaciones!
Es tan bella la ruina, tan profunda
sé todos sus colores y es
como una sinfonía la música del acabamiento,
como música que tocan en el más allá,
y ya no tengo sangre en las venas, sino alcohol,
tengo sangre en los ojos de borracho
y el alma invadida de sangre como de una vomitona,
y vomito el alma por las mañanas,
después de pasar toda la noche jurando
frente a una muñeca de goma que existe Dios.
Escribir en España no es llorar, es beber,
es beber la rabia del que no se resigna
a morir en las esquinas, es beber y mal
decir, blasfemar contra España
contra este país sin dioses pero con
estatuas de dioses, es
beber en la iglesia con música de órgano
es caerse borracho en los recitales y manchas de vino
tinto y sangre «Le livre des masques» de Rémy de Gourmont
caerse húmedo babeante y tonto y
derrumbarse como un árbol ante los farolillos
de esta verbena cultural. Escribir en España es tener
hasta el borde en la sangre este alcohol de locura que ya
no justifica nada ni nadie, ninguna sombra
de las que allí había al principio.
Y decir al morir, cuando tenga
ya en la boca y cabeza la baba del suicidio
gritarle a las sombras, a las tantas que hay y fantasmas
en este paraíso para espectros
y también a los ciervos que he visto en el bosque,
y a los pájaros y a los lobos en la calle y
acechando en las esquinas

«Poesía» 1970 – 1985

UN LOCO TOCADO DE LA MALDICIÓN DEL CIELO

Un loco tocado de la maldición del cielo
canta humillado en una esquina
sus canciones hablan de ángeles y cosas
que cuestan la vida al ojo humano
la vida se pudre a sus pies como una rosa
y ya cerca de la tumba, pasa junto a él
una princesa.

«Poemas del manicomio de Mondragón»

LA CANCIÓN DE AMOR DEL TRAFICANTE DE MARIHUANA

«…y la gente buscaba las farmacias
donde el amargo trópico se fija.»
F.G.Lorca

Y para qué morir si en los barrios adonde
el carmin sustituye a la sangre
nos dan por 125 ptas. algo que según dicen es un sucedáneo
(de la miel
aunque a veces contiene pestañas ahogadas en ella
que hay que separar cuidadosamente antes de usarla
¡una pata de pájaro por veinte duros! OCASIÓN el hueco
que tanto necesitábamos para meter en él nuestra enorme (cabeza
y en el espacio de dos horas no oir más que el ruido que ella (misma produce
(algo así como un río de lodo)
qué es lo que esperan, qué es lo que esperan para (desenterrar los pedazos de vidrios de colores que la tierra se ha (tragado
o los caramelos que al pasar por sus intestinos se convierten
(en algo nada grato al tacto, al gusto y al olfato
o los perros con que jugábamos en la esquina mientras los (autos al pasar nos llenaban de barro
todo en fin, las flechas y verbenas
y todo por tan poco precio, señores, por tan poco precio
un viejo Arlequín bailará en sus pupilas
una serpiente con muletas anidará en ellas
un viento, quizás, lo reconozco un poco cansado y con ganas
(de irse a su casa
tratará de limpiarle a Ud. los ceniceros
y todo por tan poco precio, señores, por tan poco precio.

Post Data:

Además de su poesia, de las cosas que explica o que calla, en sus declaraciones Leopoldo María Panero, se define, se explica así mismo, y como no se contradice y contradice a todos los demás, por eso pensé incluir estas reseñas y entrevistas, en las que en cada una parece empeñado, en demostrar que los locos son el resto:

  1. Leopoldo María Panero, el último poeta transgresor (XV) reseña de Javier Memba.
  2. “Seré un monstruo, pero no estoy loco”, entrevista aparecida en Babelia.
  3. Leopoldo María Panero: la perfecta venganza de escribir, reseña de Andreu Navarra aparecida en la revista digital Babab.com.
  4. Un poeta maldito del siglo XXI, entrevista realizada por Armando Roa Vial, y aparecida en la revista de libros.
  5. Matemática de la locura, entrevista de Francisco Véjar, para Rocinante.
  6. Panero el loco. El escritor Benjamin Prado, escribe una recensión sobre Leopoldo María Panero.
  7. Invocando a la nada , reseña crítica sobre la Poesía de Leopoldo María Panero, por Luis Antonio Villena.